miércoles, 29 de enero de 2020

A 84 AÑOS DE SU FALLECIMIENTO



EL SEÑOR ELIGIÓ EL DÍA DE SAN FRANCISCO DE SALES
PARA LLEVARLO A SU GLORIA. 

CARROZA QUE CONDUCE LOS RESTOS DE MONS. CABRERA AL 
CEMENTERIO DE SAN JERÓNIMO 



MONSEÑOR CABRERA FUE EL PRIMERO EN HISPANOAMÉRICA EN 
DISIPAR LA "LEYENDA NEGRA"


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Es evidente que se está dando lo que vamos retornando al primitivismo. Se inició hace varios siglos, paulatinamente, silenciosamente; en nuestra época ya es evidente. Entre los primeros síntomas se cita al Divorcio. “Porque a la postre el divorcio no sería sino un retroceso a la barbarie”, “un como un salto atrás en el camino de la civilización” (Menéndez y Pelayo (Los Heterodoxos)” Porque en efecto, la mayor parte de las tribus aborígenes americanas tenían implantada en su seno, para la venida de los españoles, la institución del divorcio”
La Constitución Argentina., en efecto franquea la entrada al seno de nuestro país, a hombres de todas las latitudes y de todas las razas, de idiomas, de estado, profesión, ideología y creencias diferentes, pero este llamado generoso no deberá trasponer los límites de lo razonable y de lo justo, de la discreción y de la prudencia: podremos darlo todo, que tan magníficos somos, pero no la patria y sus tradiciones, su carta magna y sus códigos, su integridad territorial y su bandera; como tampoco ese rinconcito del hogar en que moran los esposos con su prole muy amada, a la sombra de la inviolabilidad de los lazos que estrechan a los unos con los otros. ¡Oh!, no permita Dios, jamás, que a instigación de algún recién venido o de algún criollo mal aconsejado, se lleve desde el recinto del Congreso de la Nación, a aquel santuario, por órgano de alguna ley, como la del establecimiento del divorcio, la profanación, el desorden, la angustia, la desesperanza, la desdicha, el “etiam   periére ruinae”, de los antiguos vates, que a la vez entonaban, a coro, con la más popular, el “Pro aris et focis”, que es también o debe ser nuestra divisa como patriotas simplemente o como legisladores. Cita a Antonio Dellepiane: “El divorcio fomenta los matrimonios que se realizan por cálculos lucrativos, y constituye una puerta abierta a la poligamia y acusa un grave síntoma de decadencia moral.” Y al Dr. Ángel Gallardo: “La doctrina de la Iglesia Católica sobre la indisolubilidad del matrimonio, consagra el último aspecto de la evolución en las sociedades humanas que se han elevado a la monogamia. […] Al facilitar la disolución del matrimonio, la legislación autorizaría une regresión a las etapas primitivas” (1932)
Sólo la verdad nos hace libres, dice el Evangelio; y la verdad en lo que afecta al vínculo matrimonial radica en estas palabras de Jesús, que vino a restaurarlo todo en Él :”Lazo que Dios ha unido no intente el hombre desatarlo.”




TAPA-1932
4-5- DE GUSTAVO MARTÍNEZ ZUVIRÍA - "HUGO WAST"

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HASTA AQUÍ EL PRÓLOGO DE GUSTAVO MARTÍNEZ ZUVIRÍA
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EJEMPLAR CONSULTADO EN LA "BIBLIOTECA DEL CONGRESO 
DE LA NACIÓN."
Como siempre Hugo Wast con su afilado don de visionar el futuro. Ya anticipa 
el motivo de imponer el divorcio: " Es un cálculo frío y sagaz...Al desintegrar el matrimonio, mediante el divorcio, quieren desorganizar la familia, para zapar en sus cimientos la propiedad individual." y más adelante previene:
"....inmenso peligro para un pueblo como el nuestro que tan despreocupadamente recibe a toda suerte de 
 inmigrantes. Un día u otro el criollo, el nativo, se encontrará, también él, que es intruso en su propia casa".



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BORRADOR DE UNA NOTA PREPARADA SOBRE EL FASCICULO DEL
DR. ARTRUO M. BAS, COMO ÉL EXPLICA

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“Monseñor PABLO CABRERA, PADRE DE LA OBRA SALESIANA EN CÓRDOBA
  Los Salesianos creíamos que no debía morir… Cuando lo veíamos joven, a pesar de la carga de los años, celebrar nuestras alegrías, cuando oyendo la charanga de nuestros niños, entusiasmado exclamaba “yo también fui clarín”; cuando conmovido por las manifestaciones de nuestra gratitud no podía detener la lengua, tarda ya por los achaques, y como otrora derramaba  a borbotones su elocuencia para decirnos todo el calor de su afecto sentido… cuando lo contemplábamos así creíamos que su figura patriarcal debía seguir escoltándonos en nuestro camino, sosteniéndonos en los días de la tribulación, alegrándonos en los de nuestro regocijo.
  Empero escrito está: “Las jornadas del hombre esfúmanse como sombras y sécanse como flor del heno” (Ps.101)
  ¡Por eso cayó también este árbol añoso bajo el peso de los propios frutos! ¡Por eso, también monseñor Cabrera ha muerto!
  La obra salesiana no puede silenciar su afecto y gratitud a este sacerdote benemérito. No queremos aquí ponderar las esclarecidas dotes de su ingenio no común, los méritos adquiridos ante la historia y las letras patrias, ni siquiera los laureles abundosos cosechados entre las almas en una larga y fecunda labor parroquial. Lloramos la orfandad de los salesianos, porque se les ha muerto un padre. Un padre, este es el único título que le cuadra a Monseñor Cabrera en sus relaciones con la obra salesiana de Córdoba. Título adquirido en treinta y seis años de paternidad, que fueron otros tantos años de cuidados y desvelos, desde la gestación de nuestra obra, penosa y lenta como todas las gestaciones, hasta el momento actual.
  Hace apenas un lustro, decíamos al dar a luz las “memorias del Colegio Pío X”, refiriéndonos a monseñor Cabrera: “Nos  es difícil  hablar de él, porque sabemos que vamos a herir la modestia de este hombre, de este sabio, de este sacerdote integérrimo que tiene ganados por el esfuerzo propio los títulos a la gratitud de todo el pueblo argentino.
  Hoy ya no tememos ofender tu humildad, hoy ya no llegan a ti las alabanzas de los hombres, porque tus oídos se han abierto ya a las resonancias sin falsía de la Voz  Divina; por esto aquí públicamente, no tememos atribuirte a ti, en máxima parte, cuanto bien se ha podido hacer en treinta años de labor incansable: por eso no tememos atribuirte a ti el mérito de cuanto bien se pueda hacer en el ambiente cordobés, mientras la diestra misericordiosa de Dios sostenga nuestra obra en la docta ciudad
  Comenzó la labor salesiana de monseñor Cabrera en el año 1899, cuando aprovechando la ida de Monseñor Toro y de su propio tío el canónigo Eleuterio Mercado, al Concilio Plenario Latino Americano, en Roma, inicia sus gestiones para traer a los salesianos a Córdoba, ante el Superior General don Rúa.
  Desde entonces hasta 1905, año de la fundación del Colegio Pío X: ¡cuántos trabajos preparatorios para desbrozar de dificultades el terreno, para conseguir medios, para asegurar vida a la futura criatura! ¡Cuánto calor de afecto en Mons. Cabrera y aquel núcleo benemérito de primeros cooperadores! ¡Qué bien merecieron de los niños pobres y abandonados de esta ciudad!
  El 27 de octubre de 1903, en uno de los salones del Hotel San Martín, acepta la dirección del Comité de Cooperadores Salesianos y desde entonces lo dirige con entusiasmo y sacrificio hasta las proximidades de la muerte.
  Y cuando en 1905 llegan finalmente a Córdoba los salesianos, la histórica ciudad, los recibe cordialmente en la estrechura de un abrazo dado por monseñor Cabrera al primer director, el padre Gherra.
  Y luego: treinta años de vida de nuestra obra han sido ¡treinta años de cariño desvelador de monseñor Cabrera!
  Que lo diga sino la iglesia del Pilar, que fue la primera iglesia salesiana de esta ciudad, donde en 1906 iniciara su vida sacerdotal el primer salesiano consagrado en Córdoba, el padre Tantardini. Que lo diga la primera Capilla del Colegio Pío X, bendecida por monseñor Cabrera, el 23 de abril de 1905.
  Que lo digan los innumerables discursos a favor de nuestra obra; que lo digan sus óbolos generosos; que lo diga su propaganda personal; sus palabras de aliento y de consejo.
  Pero, ¿para qué continuar? ¡Si toda nuestra vida ha sido su vida! ¡Sino se halla una sola página de nuestras crónicas sin que figure en ellas monseñor Cabrera, dispensándonos sus beneficios!
  Y luego, a los 25 años de fundada, cuando nuestra obra ya se había consolidado, cuando monseñor Cabrera podía haberse creído dispensado de prestarle su ayuda, porque la amaba y la amaba de verdad, anciano ya y achacoso, conservó para ella las finezas de sus bondades y los riquísimos veneros de su cariño.
  A los 25 años del histórico abrazo de recepción el corazón de Mons. Cabrera conservaba todas las energías de afecto de sus años jóvenes para la Congregación, que le llevaban a sellar con un nuevo abrazo al padre Gherra, en 1930, la etapa nueva que comenzaba nuestra obra.
  Un abrazo al iniciar, un abrazo al fin. He ahí la síntesis de la actuación salesiana de Mons. Cabrera: ¡la fineza, la estrechura de un abrazo!
  Padre querido: hoy mientras rezamos sobre tus despojos venerables te devolvemos ese abrazo.
  Hoy, como el 25 de mayo de 1908 al celebrar tus bodas de plata sacerdotales, hoy como en todos los momentos gratos o angustiosos de tu  vida, están junto a ti tus niños, tus salesianos, con ansías de demostrarte que el afecto que en ellos depositaste no fue estéril, que engendró otros muchos afectos.
  No te lloramos como los que no tienen esperanza. La muerte no es para nosotros un abismo que nos separa, es más bien un puente que nos une, porque como ha sido escrito con razón, muchas cosas distancian a las almas aquí abajo; en cambio las que viven en la luz única, que tú ya gozas, están realmente cercanas a las nuestras, nos conocen y nos penetran como no es posible hacerlo sobre la tierra, donde la parte mejor y más sincera de nosotros mismos queda sepultada siempre en las intimidades de nuestro espíritu.
  Por eso, porque creemos y porque esperamos, no te hacemos el augurio pagano:”Terra tibi levis” sino rezamos el cristiano grito augural: “In tuo adventu suscipiant te Martyres et perducant te in civitatem sanctam Jerusalem”
 “ Que te conduzcan los ángeles al Paraíso, que te reciban los mártires y te introduzcan en la celestial Jerusalén.”

  Para que así sea, te acompañan las preces de los doce mil salesianos de la Congregación, para que así sea rezan por ti tus salesianos y tus niños de Córdoba.
7  febrero de 1936 por B.C.H-



SUS ÚLTIMOS AÑOS VIVIDOS EN LA POBREZA Y EN SU FIRME DEDICACIÓN A LA IGLESIA
APOSTÓLICA ROMANA.