viernes, 14 de septiembre de 2018

PABLO CABRERA "O EL SABER PARTICULAR"


  NACIÓ EL 17 DE SEPTIEMBRE DE 1857 EN SAN JUAN DE CUYO

INTRODUCCIÓN. La  verdad  molesta. Entonces se la persigue, se la difama. Y como la consigna es DAR VUELTA TODO, obligadamente la verdad se convierte en mentira. Se ha instalado el pensamiento de un nefasto pensador liberal, Voltaire: su miente, miente que algo queda. Pero otro gran pensador le opuso el “LA VERDAD OS HARÁ LIBRES”.
Vivimos la era de la falsía, manejada por la Historia Oficial, alimentada por historiadores liberales que colaboran para matar los valores humanos de seres que lucharon por salvar la verdad  y con ello nuestra libertad.
 APÓSTOL DE LA VERDAD HISTÓRICA
“La historia se escribe, hasta en sus pormenores ínfimos, a base de documentos o testimonios documentados, y no de inducciones antojadizas, de chismes de aldea, de desplantes innobles o a impulsos tan sólo de la fantasía”         Mons. Pablo Cabrera



CONSTRUCTOR DE LA HISTORIA ARGENTINA

DEMOSTRÓ LAS MENTIRAS DE LA "LEYENDA NEGRA"


SOCIO HONORARIO DE LA SOCIEDAD IBERO-AMERICANA-1920



MIEMBRO TITULAR SOCIEDAD AMERICANISTAS DE PARÍS -1927
CRUZ DE ISABEL LA CATÓLICA

Diploma de CABALLERO DE LA REAL ORDEN DE ISABEL LA CATÓLICA,
EXTENDIDO A FAVOR DE MONSEÑOR PABLO CABRERA Y MERCADO,
 EN SAN SEBASTIÁN, CON FECHA 6 DE SEPTIEMBRE DE 1930
-DESDE ESPAÑA.



SAN JUAN-COLEGIO NACIONAL MONS. PABLO CABRERA
SAN JUAN-ASOCIACIÓN AMIGOS SANJUANINOS. 1987



IMPRESIONANTE  CORTEJO FÚNEBRE- 1936
LA PRESENCIA EN LA  ACTUALIDAD DE MONSEÑOR PABLO CABRERA, CUBIERTO POR LA LÁPIDA DEL SILENCIO .

AÑOS 1997-98 Me entero
Por el Libro del Dr. Manuel Alejo Vera Correa (sanjuanino) “Mons. Doctor Pablo Cabrera. Homenaje a su Memoria. 1988- San Juan”; me entero que Pablo Cabrera había sido, junto con los otros sacerdotes, retirados del Panteón de la Hermandad de San Pedro, existente en el Cementerio de San Jerónimo y que sus restos habían sido colocados en la Cripta de la Catedral. Creí que me iba a ser fácil obtener un permiso para acercarme al lugar y poder orar por mi tío. A tal efecto el P. Varas me enviaba a Mons. Audisio; éste al Cabildo Eclesiástico (y sino me equivoco el Cabildo Eclesiástico era él mismo) y me reenviaba al P. Varas: indagaba también por la fecha del cierre del Panteón, por la lista de los que habían yacido allí y sus destinos; en estos trámites estuve más de dos años (aclaro que no vivo en ésta ciudad pero venía con cierta frecuencia y por varios días los que aprovechaba para mis búsquedas). El P. Varas me enviaba al Archivo “las chicas saben” hasta una vez, debo decirlo como es,  habiendo ido a la Catedral para insistir en mi pedido me atendió en su escritorio, repitiendo como siempre “las chicas saben”, vaya para allá que ahora mismo las llamo “y dándose vuelta tomó el tubo del teléfono como quien se prepara para hablar (era una mise en scène),; pues  creyéndole me apresuré a llegar al Archivo, pocas cuadras, y al hablar con “las chicas” me dijeron que no habían recibido ningún llamado del padre Varas. Eran la Jefa y una empleada, muy amables y consideradas; decidí dirigirme al Arzobispado y hablé con  el Padre Nelson Delaferrera por el mismo tema; un día al final me dijo que Mons. Primatesta le había comunicado que él lo había hecho colocar en la Cripta aunque no le correspondía por no ser Obispo.  Finalmente un día el P. Varas me llevó a la Cripta. Fueron varios los sacerdotes depositados allí  pero ninguno tenía identificación; sino recuerdo mal los Obispos gozaban  sólo de un gran mármol con la lista de ellos; son todas paredes lisas sin la menor señal que haya un nicho, como un dormitorio;  Mons. Primatesta ya estaba figurando en vida. No pude obtener la fecha del traslado aunque algo cayó en mis manos y fue para mayo o abril 1985. Aclaro que estos cambios de lugar se efectuaron sin aviso, por lo menos a mi familia ; como dije fue el Dr. Vera que menciona que Mons. Audisio lo condujo al lugar.(Que no me consta que haya sido el mismo lugar a dónde me mostró Varas) Al constatar que no había placa ni lista que los identificara, me dediqué a indagar porqué no tenía las placas (aunque sea una) que normalmente tenía en el Panteón, para identificarlo; de nuevo: que en el Cabildo, pero éste (el Cabildo) tampoco aparecía, era un Cabildo fantasma; largo tiempo de idas y venidas y respuestas engañosas y desairadas. Entonces dije que necesitaba el permiso para traer una humilde placa :”Aquí Yace el Padre Pablo Cabrera -1857-1936”, aunque sea eso. Trascurrido unos tres años tuve otras ocupaciones y ¡harta! de tanto ajetreo dejé las cosas como estaban. ¡GANAN POR CANSANCIO! Pero el año pasado, contando mis  años de edad que se van sumando decidí  insistir y hablé con el secretario de Mons. Ñañez; por supuesto éste no me recibió, pero tampoco hizo nada; le dije que querría dejar, antes de que me toque partir, señalado el lugar de la sepultura del P. Cabrera. Dos meses estuve en la espera pues quedaron en llamarme; insistí por última vez, lo mismo que con los datos que solicitara de la Hermandad de San Pedro; el P.Mario me alcanzó al Archivo una ficha con algunos datos de los sacerdotes, muy escueta ; y la Fe de Bautismo de Cabrera, fotocopia de la que publicó el Dr. Vera en su libro! Y afirmó: esto es lo único que hay de Cabrera. ¡que no había más datos de él en el Arzobispado ¡!!!!! ¡¡¡¡qué burla!!!!
 Indagando sobre los estudios de Pablo en el Seminario me dirijo a Mons. Audisio y me responde que no hay Carpetas de Estudios ni antecedentes; de los mismos : ante tanta insidiosa y  a ojos vista dañosa, se me ocurrió fotocopiar del libro del Dr. Vera lo citado por él : “en el Archivo del Seminario Conciliar, que hoy se encuentra en la “Biblioteca del Arzobispado……se encuentra el legajo de Mons. Pablo Cabrera, desde que ingresó hasta que terminó sus estudios en el Seminario.” “En el archivo hay además, una carpeta en donde todo antecedente o estudio sobre Mons. Dr. P. Cabrera, que llega a las autoridades, pasa a engrosarla” (De tan gruesa no la verían…) (El bibliotecario de la Biblioteca del Seminario era el mismo Audisio) .Vera Correa  afirma, esto en el año 1988, bastante reciente; porque también, entre otros, el P. Furlong; el Dr Enrique Martínez Paz en sus escritos publican las materias y las notas de este seminarista (Cabrera), pero éstas podrían haberse extraviado… Ante la evidencia de mi fotocopia Mons. Audisio  firmó algo así como “dése curso” y con ese pase se me permitió estudiar el documento Solicitud para entrar al Seminario y los primeros pasos para obtenerlo, incluso una fe de bautismo testificada por un sacerdote.
A fines del 2012 en un libro que consultaba en la Biblioteca Loreto encontré un documento, nota de puño y letra de un Obispo .Con otra adjunta firmada por Arturo Cabrera Dominguez en el que manifestaba que la donaba para ser agregado al Archivo del Arzobispado. Pedí a la bibliotecaria de turno que por su intermedio hiciera, ante quien correspondiera, de modo  que la voluntad de mi padre se cumpliera. Nunca tuve respuesta. ¿A dónde fue a parar el documento? Sé que no llegó al Archivo.
Debo aclarar que todo el personal, que fue aumentando desde entonces, han sido siempre dispuestos y atentos a todas las necesidades del que investiga, orientándolo y contribuyendo al mayor éxito en sus resultados. Por mi parte he tratado de colaborar en la medida de lo que poseo en aportar datos o documentos para las Cajas de Pablo Cabrera, Eleuterio y Domingo Mercado y de Arturo Cabrera Dominguez.
 Academia de Genealogia de Córdoba.
 Año 2000  Durante ese año concurrí al Centro de Estudios Genealógicos de Córdoba. Un día nos piden a los nuevos concurrentes de presentar algún trabajo de iniciados. Nos dan fecha a una señora y a mí para exponer en la Reunión de un sábado, para lo cual se nos indica la fecha; anticipamos el tema genealógico a tratar, elegido por cada una, el mío: Genealogía de Mons. Pablo Cabrera. Preparé con entusiasmo mi tema; el sábado correspondiente llego al Centro con todo listo. Sin previo aviso toma la palabra uno de los Miembros del Centro y ocupa la hora destinada a nosotras. Al final el Secretario se dirige a nosotras y nos dice que hemos sido diferidas e inmediatamente da otra fecha a la señora y a mí me deja en suspenso…sin decir agua va! No hace falta mucha susceptibilidad para recibir el mensaje; no regresé más al Centro. El sujeto a tratar no sería del agrado. HABÍA QUE EVITAR QUE SE HABLARA DE CABRERA.
13 de septiembre de 2000- Feria del Libro de Córdoba. Presentación del libro  de Boris Blank. Me entero por la radio de dicha presentación y me apresuro para estar presente pues en el título se lo mencionaba a Mons. Pablo Cabrera; no me equivoqué al anticiparme de lo que iba a encontrar. Se llevó a cabo en el Auditorio del Obispo Mercadillo. Fue avalada con la presencia de E. Bishoff y de Ferraro como presentador, del libro. A la entrada se exhibía el libro con una tapa subliminal y éstos distribuidos también subliminalmente. Sentado a la mesa exhibidora, Bishoff hablaba con una de las organizadoras.  Ferrero presentó el libro y al autor. Lamentablemente, un hombre mayor y médico, demostró mucha bajeza en el fin que buscaba y cómo! en un agregado, sin relación con la crónica que constituye el fascículo, a través de Monseñor, quería probar que la Iglesia es ¡intransigente e intolerante! También lo usó poniendo su nombre en el Título, para lograr más ventas, como se los dije. La primera vez que se encuentra una difamación en su larga vida pública hacía Cabrera, y nada menos que de “antisemita”. Ni los mismos judíos lo atacaron. El recuerdo unánime quedó grabado en las expresiones de muchos ciudadanos sin distinción de religión ni política. Por ejemplo: “El Dr. Pablo Cabrera es una gloria viviente de Córdoba.” Y del Córdoba 15.11.1928: “Monseñor Pablo Cabrera, sin duda, el hombre más universalmente respetado en Córdoba. Jamás habrá escuchado nadie, al citar su nombre, la expresión de un juicio despectivo, reticente, o de simple indiferencia…..El caso de Mons. Cabrera es realmente extraordinario Se le quiere, se le admira, sin que se haya percibido hasta hoy una voz que niegue o discuta sus virtudes de hombre y sacerdote….Los representantes de cualquier generación, católicos o liberales, tienen de él idéntico concepto”  Indignada al día siguiente por la blasfema  e injuriosa presentación del  libro concurrí al Arzobispado. Pedí hablar con el Arzobispo Ñañez para solicitarle que no permitiera la venta del mismo. Por supuesto que Mons. Ñañez no me recibió. El libro no lo leí, con lo escuchado en la presentación sobraba; tampoco lo ví en las librerías.
Octubre 2001-. Escapa a mi entendimiento el porqué de esta insistente corriente en contra, de parte de la Superioridad del Arzobispado y  del Seminario. De la Biblioteca del Seminario fui socia durante unos 12 años. Interesada en la Historia del Seminario me alcanzan una monografía de dos seminaristas “Historia del Seminario de Loreto de Córdoba”; su lectura me agradó pues completaban la  de Luis Roberto Altamira, que no llega a  estos años; se los mencioné pero…”un detalle llamó mi atención. En ningún momento mencionan ustedes el paso por este Seminario del que fue seminarista y profesor del mismo, Monseñor Pablo Cabrera. Y tomando esta ausencia como error humano, les preparé una carpeta con documentos de Monseñor, una selección para que pudieran tener un conocimiento del seminarista y profesor Pablo Cabrera, aunque sea  somero. Sin embargo me dirigí al Rector del Seminario, en aquel entonces Padre Torres, para que tomara conocimiento él también…  Tuve una charla con él y a mi pregunta “¿porqué el Seminario no informa sobre Cabrera a los alumnos?” A lo que respondió: -“Porque el Arzobispado le prestó un documento y no lo devolvió” ¡¡¡A UN HOMBRE QUE SALVÓ MILES DE DOCUMENTOS POR UNO QUE SE LE PUDIERA HABER TRASPAPELADO!!!!!¿TAL VENGANZA?  Aunque no se debe aceptar una acusación (por leve que sea) sin pruebas:¿qué documento? ¿de vital importancia? ¿en qué fecha y dónde? ¿Acaso el Seminario tiene derecho a borrar de sus archivos a un hijo y benefactor del mismo?
Es la misma actitud : Arzobispado y Seminario.
 Marzo de 2004  Me entero que  el Colegio de las Esclavas del Corazón de Jesús, sito en David Luque, Bº Gral. Paz, posee un retrato de Mons.Cabrera; voy un día y las hermanas, relativamente jóvenes no conocían a este sacerdote; me indican que vuelva tal día para encontrar las hermanas indicadas. Así lo hago, debo aguardar en una salita de espera, en donde se encontraba el tablero(CONMUTADOR) telefónico, el de las clavijas manejado por una telefonista; me entretengo mirando lo que adornaba las paredes y en eso descubro detrás de la puerta, escondido, el cuadro de Monseñor; alejo la puerta y compruebo que el mismo estaba atacado por los hongos y que ya le llegaban a las manos: se trata de una reproducción en la gama del negro al gris, del óleo que pintó Honorio Mossi en el año 1932; el nombre del artista  es ilegible pero es una buena obra digna de ser conservada. Me atiende una Madre y le expongo mi extrañeza del estado del mismo; para peor la pared en la cual colgaba  estaba atacada por la humedad debido a una constante pérdida de agua  en el techo. Me informa la Madre que no están en condiciones económicas para encarar una restauración; les pido que por lo menos lo cambien de lugar.  Me pongo en campaña para encontrar una solución. Comienzo por el Arzobispado; hablo con el Padre Nelson Delaferrera y le expongo el estado en que se encuentra  el cuadro; que si el Arzobispado no podía colaborar para su restauración y de bastante mal talante me responde en alta voz ¡qué se ocupen las monjas!- No tienen plata, respondo. Y nada que hacer, inconmovible. Voy al Genaro Pérez, me atiende muy bien la jefa de restauración y me dice que ella no puede hacer nada pues no es provincial pero me da  indicaciones, medidas a tomar inmediatamente para evitar el avance DEL HONGO. Se lo comunico a las hermanas y les pido que lo descuelguen y que lo saquen del marco y del vidrio. Pasan días en que sigo tratando que una Fundación surgiera, pero nada; las madres tenían el retrato sobre una mesa pero sin orearlo. Finalmente ante tantos inconvenientes me hice cargo de la restauración, efectuada por un artista de nuestro medio: No era que  me sobrara la plata, pues vivo de una jubilación mínima; antes que perderlo valía la pena el esfuerzo. Fue instalado ya salvado en una sala de recibo. Así lo habían tenido escondido, al punto que era desconocido en la misma Escuela, y húmedo durante años; él que amó tanto esa Congregación y su Escuela; que pidió ser velado en esa Iglesia, recibió posteriormente este lamentable trato¡
 28 diciembre.2004.  Museo de Arte Religioso Juan de Tejeda. Último Homenaje al Pbro. Dr. Pablo Cabrera.
El bien recordado Profesor Victor Manuel Infante, Director del Museo, organizó este homenaje. Conociéndome me solicita colaborar con el mismo aportando efectos habiendo pertenecido al homenajeado, para ser exhibidos en el mismo. Con todo gusto cumplí con el pedido y además llevé una foto ampliación detalle del óleo que pintara el  gran artista Honorio Mossi en 1932;*  la misma muy bien ornada, presidió la celebración. Para ayudar en la preparación me ocupé de llevar las invitaciones del acto al Seminario entregando las correspondientes a Mons. Audisio y afichando una en el pizarrón de los seminaristas que se encontraba en el pasillo. De las dirigidas al Arzobispado se ocupó el mismo Infante. El día 28, la Sala repleta de gente, la demostración se desarrolló con mucho éxito. Entre los amigos del Museo no asistió ningún miembro del Clero ni seminaristas; el único sacerdote fue el orador Padre Pol S.J. Me extrañó este desplante pero más aún me desagradó constatar días más tarde que al retirarse el Director de la Cultura de Italia (cuyo apellido he olvidado, pero no viene al caso), se le ofreció un Agasajo de despedida, entregándole una réplica del Señor de la Paciencia existente en el Museo, a quién él veneraba: Estuvo muy bien que asistieran dos representantes del Arzobispado, el P :Rodriguez y otro cuyo nombre no conozco; lo que estuvo muy mal es el agravio inferido a Mons. Cabrera, a todas luces evidente. ¡NI DEL  ARZOBISPADO NI DEL SEMINARIO, NI UN SOLO REPRESETANTE! ¿Porqué esa chocante actitud? (¡Ja! También porque le prestaron un documento y no lo devolvió?!!!)
Manifestó Infante: “El Museo de Tejeda contribuye pues, a divulgar aspectos (de Mons. Pablo Cabrera) no muy conocidos de su inagotable capacidad de trabajo y rinde homenaje a quien, en 1917 es autor de las citas eruditas en el copioso libro “Coronas Líricas, prosa y verso por Luis José de Tejeda, editado por la Universidad de Córdoba. En tal irrepetible edición, el Dr. Enrique Martínez Paz escribe una noticia histórica y crítica, conformando una obra capital que inicia el conocimiento exhaustivo del poeta nacido en esta casa.”
Los cuadros que menciona Infante “Retrato de Monseñor Eleuterio Mercado” obra de H. Mossi y “Virgen con Niño”, posiblemente de Escuela Cuzqueña, fueron donados por los sobrinos Cabrera Dominguez en distintas oportunidades, como también medallas de la colección de Monseñor Cabrera.
Nota:* La foto mencionada más arriba, toma del Sr. Luis Zavala, la entregué al AHP más o menos en ese año, que luego de algunas refacciones en el edificio, el día de su reapertura fue colocada en el pasillo, a la entrada de la Sala de Investigadores;  lleva el Archivo el nombre de Monseñor pero no había ninguna foto que lo recordara, salvo en el despacho del Director pero a modo personal..
 AMERICANISTA.- Hubo un período muy irregular. Luego de la mudanza al Edifico en donde se encuentra actualmente, en la Sala que ocupa hoy Antropología. Se extravió una Caja conteniendo los Borradores de Pablo Cabrera, que no habían sido aún revisados; comencé la tarea; luego de un tiempo sin concurrir quiero retomar el trabajo  la Caja y contenido no fue encontrada; se la dio por perdida. Desde hace unos años la atención se ha organizado positivamente y el nuevo personal que quedó conformado lo atiende con conocimiento, dedicación y pone toda su buena voluntad para ayudar al investigador. Tengo la lista de algunos de esos borradores, de la caja volatilizada, QUE ERAN MUCHOS, por mí tomados.
En el AHM la ficha correspondiente al P. Cabrera, que consta de 18 líneas unas 6 con su biografía, cita algunas obras y dice: “Pero fundamentalmente su nombre cobra importancia por ser el Primer Director del Museo Histórico de la Provincia de Córdoba, inaugurado en 1919”(Y TAMPOCO SEÑALÓ QUE Cabrera donó sus sueldos para dedicarlos al Museo)  Si para Bischoff esa fue su más destacada actuación por lo menos podría haber dicho que el Museo se formó con su colección y que estando estimado su valor en $ 400.000.- (de aquellos años) los cedió al Gobierno por sólo $ 100.000.- EN 4 CUOTAS porque lo único que él quería era tener una suma con la cual afrontar la vejez; y murió en la suma pobreza.
Septiembre 2012-CPC (El Homenaje realizado en septiembre de 2012 en el CPC Mons. Pablo Cabrera fue un deshomenaje pues sus tendencias no corresponden a los principios inalterables de Monseñor Cabrera.)
 AÑO 2012- - PARODIA TRASLADO RESTOS DE Cabrera A la Iglesia del Pilar de la cual fue inolvidable Cura Párroco durante 33 años.
El 20 de diciembre de 2012 se me hace saber que la iglesia del Pilar prepara una fiesta por un aniversario de la misma. Hablo con su actual Párroco quien me informa que como parte del festejo van a trasladar los restos de Mons. Cabrera al Templo del Pilar.  Le manifiesto que no creo que lo autoricen. Me responde que :¡cuando me propongo algo lo consigo!
El 27 de diciembre de 2012 investigando en el Archivo del Arzobispado entra el P.Bisio, (cura del Pilar), en forma estrepitosa, brazos al aire: y casi gritándome, exclama:  ¡qué le dije, lo conseguí! ¡ya tengo la BOLSA CON LOS HUESOS DE CABRERA EN EL PILAR, CON UNA ETIQUETA CON SU NOMBRE; NO TENGO AÚN UNA URNA. Para mí fue como recibir un balde agua helada! ¿Cómo, estuvo ud. , presente cuando los retiraban? “–No, el Padre Varas”. (Ojalá´que el P.Bisio ya que consigue todo lo que se propone, obtenga el don de la Caridad, de la cual no está dotado. ¡ Despacharse  en esta brutal forma para informar a un familiar  de Cabrera  el manoseo de sus restos, no es caritativo). Esa misma tarde voy a la Catedral y pido al P. Varas que me deje ver nuevamente el lugar donde habían “reposado  los huesos del P. Cabrera”. Adujo que no tenía tiempo , “que la bolsa con los restos del Padre Cabrera ya estaban en el Pilar” Es fácil de entender: no me podía mostrar el sitio porque nunca había estado guardado en donde me había mostrado él mismo años antes. Una mentira más entre tantas otras.
¿Quién lo trasladó? ¿Cómo, a pie?¿como una bolsa de papas? ¿en coche? ¿Dónde fue depositada en esa Iglesia que ya no es lugar santo? ¿Porqué tanto apuro si el homenaje era para marzo o abril? Calculando los días desde el 20 al 27 diciembre quedaron laborables el viernes 21 y el miércoles 26; extraño es que en esos días en vez de ocuparse de papá Noel y de la Janucá hayan encontrado personal para hacer un boquete en la pared y retirar “la bolsa” y efectuar su acarreo.¡NI SIQUIERA UNA URNA!
Si realmente permaneció allí desde 1984 tenía que verse aún la pared agujereada o recientemente revocada. Cosa que no me permitió constatar.
El tratamiento que se me ha inferido constantemente falto de Caridad y Justicia, arrojándome en el rostro, desprevenida, que la “bolsa con los huesos” ya estaban en el Pilar:¿ No era lo correcto avisarme para que yo estuviera presente en ese acto, que aunque me tuviera que haber desplazado desde donde vivo (y no tengo auto) lo habría hecho en cualquier momento y a la hora que fuera. Que soy la sobrina nieta de Pablo Cabrera es bien conocido en el Arzobispado, en el Seminario, en el Americanista, en el AHP, en el AHM; familiar directo y cercano, no una descendiente. Ese acto furtivo, inhumano demuestra hasta qué punto esta nueva iglesia no irradia las Luces del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
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TAMPOCO SE CONSERVÓ LA CASA DONDE VIVIÓ SUS ÚLTIMOS TIEMPOS HASTA SU MUERTE; FUE PRIMERO VELADO EN LA SALA DE ESTA CASA-FÉLIX FRÍAS 134- Y LUEGO LLEVADO A LAS ESCLAVAS PARA CUMPLIR SU DESEO Y POR EL CARIÑO QUE LA CONGREGACIÓN LE DEMOSTRABA. NI UNA PLACA HAN COLOCADO EN ESE LUGAR.



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DIARIO CRISOL 1940 -BS AS.

lunes, 29 de enero de 2018

29 DE ENERO DE 1936

FALLECE EL APÓSTOL DE LA VERDAD HISTÓRICA


MONSEÑOR PABLO CABRERA MERCADO, EN SUS ÚLTIMOS AÑOS, SIEMPRE ENTRE LIBROS


LOS PRINCIPIOS- PUBLICA EL ÓLEO DEL ARTISTA MOSSI,
EXPUESTO EN EL SALÓN FASCE EN DICIEMBRE 1932


Los Revds. Padres Julián Hurley, IJ, el Padre Alfredo Buteler (capellásn de las Esclavas),
familiares, amigos y médicos no se apartaron de su lado, lo acompañaron continuamente
durante sus últimos días. Recibió los Últimos Sagrados Sacramentos. 
Sostenía en sus manos un Crucifijo.

Capilla Ardiente - Iglesia de las Esclavas. A las 9,30 el Rev. P. Julián Hurley, superior de la Compañía de Jesús, celebró el Santo Sacrifico de la Misa.Terminado el Oficio, el pbro doctor Alfonso Buteler, revestido de capa pluvial, cantó un responso ante el catafalco iluminado. Un grupo de cantores interpretó el "Dies irae", himno que la liturgia de la iglesia ha establecido para tan solemnes circunstancias.

CÓRDOBA TRIBUTÓ AYER IMPRESIONANTE HOMENAJE 
A MONS. PABLO CABRERA.Los Principios 30.1.1936

EL CARRUAJE ESCOLTADO POR UN PIQUETE DEL ESCUADRÓN DE SEGURIDAD, VESTIDO DE GALA, DESDE LA CAPILLA HASTA EL CEMENTERIO, DONDE LOS RECIBIÓ UN PIQUETE DE BOMBEROS Y LA BANDA PROVINCIAL.
Diario Córdoba
IMPONENTE FUE EL SEPELIO DE LOS RESTOS DE MONS. CABRERA
ORADORES: 1º-SR. LUCIANO ALVARIÑOS DE LA SOCIEDAD DE FOMENTO URBANO DEL CUADRANTE
NOR-ESTE (fundada por Cabrera); 2º-el P. C. VERA VALLEJO, POR LA IGLESIA Y EL CLERO Y
3º EL DR.ENRIQUE MARTÍNEZ PAZ POR LA UNIVERSIDAD Y LA JUNTA DE HISTORIA Y NUMISMÁTICA.
Impresionante multitud asistió al sepelio; durante el recorrido le daban su adiós, desde las ventanas o puertas de
sus viviendas, el pueblo cordobés
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ALGUNOS DE LOS ARTÍCULOS APARECIDOS DESPUÉS DE SU MUERTE, A PESAR DE LA IMPUESTA LÁPIDA DEL SILENCIO BAJO LA CUAL YACE. AÚN SE LO RECUERDA CON JUSTICIA Y AFECTO.

“Monseñor PABLO CABRERA o el “saber particular”;  por Fermín Chávez
Tiempo Cultura-Córdoba 7.01.1979
  La personalidad de monseñor Pablo Cabrera emerge vigorosa en la realidad contemporánea, engrandecida por los años de olvido a que la relegaron los manuales de historia que, eximiéndola de polémicas y diatribas, la mantuvieron incólume para quienes hoy deseen rescatarla en el tiempo.
  Historiador y activo protagonista de la historia a un mismo tiempo. Músico sensible y culto. Catedrático y alumno atento a las enseñanzas de la vida en sus formas más simples. Monseñor Pablo Cabrera fue ante todo un hombre de fe y como tal, sus convicciones estuvieron avaladas por una incansable labor que gestó pacientemente una obra monumental que hoy adquiere dimensiones de epopeya.
 Tiempo y Cultura brinda en esta edición un exhaustivo panorama de la vida y obra del historiador, acompañado por una selección de textos que hacen justicia a su invalorable aporte a la cultura cordobesa.

   “En el empeño puesto por Monseñor para realizar su obra, hay un sentido heroico de la ciencia. Al contemplar los elementos acumulados desde hace seis lustros y que recién resultan utilizables, cualquiera se pregunta de dónde sacó fuerzas en este desierto para perseverar en su empresa, tan lejana de los cálculos cartagineses”. Esto decía Nimio de Anquín de monseñor Pablo Cabrera, al prologar aquel volumen de 1929, sobre  “Los Aborígenes del País de Cuyo”, representativo de la magna labor del historiador que eligió a Córdoba como tierra adoptiva.
  Como sucede a menudo en el ámbito cultural de los argentinos, la figura de Cabrera no adquiere la debida dimensión más que entre los especialistas, y quizás no tanto como debiera.
  Sucede con él lo que con el padre Pedro Grenón y con otros autores del interior, cuyos textos vieron la luz en monografías y en revistas universitarias locales, lejos del Buenos Aires centralizador no sólo de la riqueza material del país.
  El padre Guillermo Furlong, quien lo llama “el más docto, el más noble, el más generoso de cuantos varones eximios ha albergado, en lo que va del siglo, la docta ciudad cordobesa”, registró 223 libros, folletos, separata y artículos sueltos, suyos, y más de 200 piezas inéditas, que abarcan trabajos en preparación sobre variados temas de su especialidad, panegíricos, discursos, melodramas y composiciones musicales. Porque, aparte de investigador de la historia, fue Cabrera, músico sensible y culto.
  “Monseñor Cabrera descansaba de sus tareas intelectuales ejecutando música de su predilección en un armonium francés de ricas voces que había colocado en su gabinete de estudio”, recordaba su pariente Arturo Cabrera Dominguez en 1936, a poco de su muerte. Como compositor, dejó piezas de particular interés, como su elegía a “La muerte del Obispo Esquiú”, que data, al parecer, de fines del siglo pasado.
   Su alejamiento de San Juan, en 1869, no significó su empobrecimiento en valores argentinos y de cultura tradicional.
  Tuvo la suerte  de caer en una región serrana cordobesa, criolla como la que más. Él mismo lo recordó en una memorable entrevista que concedió al padre Gorosito Heredia (Nice Lotus), allá por 1933.
  “El año 1869, privado de ingresar al Seminario, lo pasé como un guaso –relataba entonces-, en La Estancita de Río Ceballos, por las sierras, al contacto con el paisanaje. Entonces aprendí muchas cosas del campo, refranes, milongas, modales que me sirvieron más tarde para una más acertada interpretación de nuestro medio histórico. Leí mucho, sobre todo versos gauchescos. No soltaba mi Martín Fierro, y hasta hice otro larguísimo. Pero estando en Calamuchita, me lo robaron de debajo de la almohada”. Lo transcripto constituye un dato precioso sobre ese  momento decisivo de su juventud.
  Un tío suyo, hermano de su madre, don Agustín Mercado, era el mayordomo de la mencionad finca de los Dominicos, cercana a Río Ceballos; y otro tío, Fray Domingo Mercado, murió en olor de santidad y brilló en la tradición dominicana de Córdoba (su retrato estaba en la sacristía de Santo Domingo).(ESTÁ AÚN)
  Antes de “enfermarse” por la historia, monseñor Cabrera había estado realmente enfermo. Esto sucedía a fines de siglo. “El doctor Alvarez me diagnosticó surmenage, una neurastenia proveniente de cansancio cerebral –recordaba en 1933.
  Me aconsejó un viaje por las sierras; mi salvación estaba en el cambio de aire, de sitios, de alimentación. Así lo hice, a lomo de mula nomás. Un día vadeando un río, me llevó el agua. Casi no cuento el cuento. Fui a dar contra la barranca, que presentaba en aquel punto unos escalones de piedra. Y en la piedra descubrí unos dibujitos en colores, rojo , verde, negro; una corrida de avestruces. Fui siempre refractario al dibujo, lo he sentido siempre; pero desde entonces comencé a interesarme por todas las cosas antiguas. A donde llegaba, preguntaba por si habían visto huesos raros, objetos viejos. Y compraba cuadritos también. Fue todo empezar. Esa “enfermedad benéfica” me abrió el apetito.
  Cierto, por allí anduvo la mano del azar, pero con ese accidente o sin él lo mismo Cabrera habría descubierto un día la historia, esta discutida ciencia que, a diferencia de la metafísica, versa sobre lo particular. Historia y no filosofía de la historia fue la de monseñor, y con ese particular tuvo, sobre todo en el Archivo de Tribunales, del cual fue su máximo y no superado investigador.
  Como buen criollo, el sanjuanino sabía rastrear y muy pronto perfeccionó su instinto y su actitud. Descubrió verdaderas joyas testimoniales y las fue entregando, con una pasión que corría pareja a su modestia. En el campo de la historia de la cultura los argentinos le debemos a Cabrera perlas que nos ayudan a afirmarnos en nosotros mismos.
  En la segunda y tercera década de nuestro siglo, sobre todo, asombra la fecundidad del autor de Tesoros del Pasado Argentino. Por él supimos de la obra educacional de Fray Juan Grande y de “los dos Quintanas”, del Obispo  San Alberto como pedagogo, del Colegio de Monserrat y del Seminario de Nuestra Señora de Loreto.
  Por él conocimos a esa figura de la filosofía y de las ciencias en la Universidad de Córdoba que fue el padre Domingo Muriel; y hasta de “un periodista volteriano enemigo de Rivadavia”, como ese Ramón Félix Beaudot revelado por Cabrera en 1919.
  Cuando hace algunos años comencé a trabajar sobre la personalidad y la obra de otro preclaro cordobés, Saúl Taborda, me preguntaba de dónde había obtenido toda la información pedagógica sobre la época anterior a 1810 que él utiliza en Investigaciones Pedagógicas. Un día debí asociar dos nombres: el de Taborda y el de Cabrera. Éste último brindó su vasta labor escrita para que el primero pudiese rever ciertas tesis sobre nuestra tradición pedagógica y demostrar que la Argentina había oficializado como tal sólo lo que convenía a la concepción iluminista del Estado.
  El padre  Guillermo Furlong que lo conoció en los días de intenso trabajo en el archivo de la Universidad, al hablar de quienes lo frecuentaban, hacia 1915, consigna lo que sigue: “El doctor Enrique Martínez Paz y el doctor Luis C. Martínez Paz y el Dr. Ernesto Gavier; el doctor José María Olmedo y el doctor Luis C. Martínez Villada; el doctor Telasco Castellano y el doctor Rafael Moyano López; el doctor Estanislao Berrotarán y el señor Luis Roberto Altamira; el señor J. Francisco V. Silva y el arquitecto Juan Kronfuss; el señor Carlos Camilloni y el señor José R. Peña, Nimio de Anquín y Arturo Cabrera Dominguez; Juan José y José María Vélez; el padre Pedro Grenón y el presbítero Vera Vallejo; monseñor Luque y el canónigo Juan T. Moyano; fray Rafael Moyano y monseñor Zenón Bustos eran algunos de los que intencionalmente o sin intención, se llegaban hasta el recinto donde Monseñor conversaba en esa su peña o círculo literario, tan falto de formalidades exteriores como pleno de amenidad, de gracia y de saber”. La suma de nombres es aquí suma de substancia.
  Diré para terminar, que nuestra generación le debe a Pablo Cabrera un público reconocimiento por todo lo que nos regaló, pero más que nada por habernos ayudado a descubrir que la Argentina no nace o brota el 25 de mayo de 1810, como quieren imponernos los manuales, desde Grosso hasta nuestros días. Él está vivo y sigue extendiendo su didáctica, bien acompañado por aquellos hermanos suyos que se llamaron Antonio Larrouy, Guillermo Furlong y Pedro Grenón, también maestros de este “saber pedicular” o “noticia de los singulares” que tanta falta nos hace a los argentinos de toda laya.  Fermín Chavez  (la negrita es mía)

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Pablo Cabrera (director del museo, 1919-1922)
29 agosto, 2014 · por Centenario Coleccion · en Directores
En marzo de 1919 el Presbítero Pablo Cabrera asume la dirección del Museo Provincial, por decreto del gobernador radical Julio Borda. El apartamiento del cargo de Deodoro Roca, producido en el marco de las tensiones posteriores a la reforma universitaria, es objetado desde algunos sectores, en tanto otros, ligados al clero principalmente, lo reciben de forma positiva. No obstante esto, el proceso de especialización museológica delineado por Roca, sigue su curso. Así, coincidente con la fecha de designación de Cabrera, se ha formalizado por decreto, la escisión de la sección de Historia Natural (ya albergada, de hecho en la Escuela Alberdi). Por otra parte, atento a sus intereses y labor investigativa, el presbítero se concentra en el núcleo de historia del museo (piezas y documentos ligados al pasado colonial, principalmente), que se instala como institución separada en la Casa del Virrey a partir de mayo de 1919. Pocos días antes de la apertura, Pablo Cabrera declara en un diario local: “En cuanto a mi programa, es muy sencillo. Pienso hacer efectivo el proyecto del Doctor Deodoro Roca, mi antecesor, en lo que respecta a la Casa Colonial. Para esto espero contar con la colaboración de un asesor técnico que podríamos llamar, el ingeniero Kronfuss […] La reconstrucción tal cual la ideó Roca, es el fin que me propongo. Espero tener más suerte que el autor del importante proyecto…”. (La Tribuna, 02/05/1919, citado en Furlong, G. Monseñor Pablo Cabrera, Buenos Aires, Huarpes, 1945). Kronfuss es efectivamente convocado para restaurar la Casa del Virrey, que permanece cerrada algunos meses durante la ejecución de las obras, y hacia fines de 1919 vuelve a habilitarse al público. Con Cabrera abocado entonces a las colecciones alojadas ahora en el Museo Colonial, la sección de bellas artes (que permanece en el edificio de Parque Sarmiento) resulta relegada y pasa, desde 1922, a depender de la Academia Provincial de Bellas Artes, por entonces bajo la dirección de Emiliano Gómez Clara.


PBRO. PABLO CABRERA DIRECTOR DEL MUSEO PROVINCIAL

DATOS BIOGRÁFICOS

CABRERA, PABLO
(San Juan, 1857 – Córdoba, 1936)

Sacerdote, historiador. Hijo del hacendado chileno Pablo José Cabrera y de la sanjuanina Melitona Mercado Quiroga; realizó sus estudios primarios en su ciudad natal. En 1869, decidido a embarcarse en la carrera sacerdotal, se trasladó a la ciudad de Córdoba, donde al año siguiente logró ingresar al Seminario Conciliar de Loreto. Alumno ejemplar; obtuvo en 1881 el título de Licenciado en Teología. Desde 1880 se había radicado sin embargo en Mendoza, junto a su madre y hermanos, y permaneció allí hasta 1883. Ese año, en la ciudad de San Juan, fue ordenado sacerdote y destinado como capellán al Colegio de María de las Esclavas del Corazón de Jesús, en la capital cordobesa, asignación en la que permaneció entre 1884 y 1896. Su afición a la música y a la literatura encontró allí lugar para desplegarse (compuso varios melodramas), al tiempo que comenzó a ganarse algún reconocimiento como estudioso de historia, a través de disertaciones y publicaciones. Se desempeñó también como redactor de Los Principios  y dirigió el Círculo de Obreros. A fines de 1893 hizo un viaje a Europa, con el objetivo de participar de participar de una serie de eventos religiosos. A su regreso, en 1896, fue nombrado cura de la parroquia del Pilar (cargo que conservó hasta 1929). La orientación de sus inquietudes intelectuales hacia la historia y, especialmente, la indagación en el pasado colonial, se consolidaron desde entonces. Sus intereses en diversas manifestaciones artísticas no declinaron tampoco. Así por ejemplo, en 1899 inauguró con un extenso discurso la tercera exposición del Ateneo de Córdoba, del cual fue miembro y presidente. Posteriormente, en 1913, integró la Comisión Provincial de Bellas Artes. Fue postulado en varias ocasiones a altos cargos en la jerarquía eclesiástica, pero por diversos motivos, no llegó a acceder a ellos. Su tranquila rutina en la parroquia del Pilar le permitió una considerable dedicación a sus investigaciones históricas, que lo llevaron a frecuentar asiduamente el Archivo de Tribunales y la Universidad de Córdoba como parte de su labor. Uno de sus biógrafos, Guillermo Furlong, hace referencia a un círculo informal nucleado en torno a Pablo Cabrera, donde figuras como Enrique Martínez Paz, Ernesto Gavier, Luis C. Martínez Villada, Telasco Castellanos, Rafael Moyano López, Luis Roberto Altamira, Nimio de Anquín, Juan Kronfuss, Carlos Camilloni, Arturo Cabrera Domínguez, Juan José y José María Vélez, y algunos sacerdotes como Pedro Grenón, participaban de charlas e intercambios sobre temas literarios, filosóficos e históricos. En 1911, para brindarle apoyo económico, la Universidad de Córdoba lo nombró colector de documentos y en 1916 se le creó el puesto de Jefe de Manuscritos. En esta institución estuvo también cargo de la cátedra “Etnografía Indígena Argentina”, cuya creación proyectó.
Ávido coleccionista, con los años logró conformar, un extenso archivo personal con valiosos objetos y documentos ligados al pasado colonial. La inquietud de fundar en Córdoba un Museo Histórico, encontró finalmente oportunidad de concretarse a partir de su nombramiento como director del Museo Provincial, en marzo de 1919. Deodoro Roca, su predecesor en este cargo, había trabajado ya en un proyecto de refacción de la Casa del Virrey para destinarla a ese fin. La inauguración del museo (que se conoció como Casa Colonial o Museo Histórico) tuvo lugar el 16 de mayo de 1919.
Casa del Virrey Sobremonte (sede del Museo Colonial)
Miembro de numerosas entidades científicas, la nómina incluye la Junta de Estudios Históricos de Córdoba (de la que fue fundador en 1924 y presidente; convertida luego en 1928 en Junta de Historia y Numismática Americana, como filial de la sede porteña), la Academia Nacional de Ciencias, el Instituto Geográfico Argentino, la Academia Argentina de Letras, la Sociedad de Americanistas de París, entre otras. En 1928 recibió el título Honoris Causa por la Universidad de Córdoba. Un año más tarde abandonó el curato del Pilar, en parte por su ya deteriorada salud. No obstante, persistió en su labor historiográfica hasta su muerte, acontecida en 1936. Poco después de ese hecho, la Universidad Nacional de Córdoba creó el Instituto de Estudios Americanistas (actualmente sección “Estudios Americanistas y Antropología”, de la Facultad de Filosofía y Humanidades), donde fue albergada su valiosa colección documental.
Entre sus numerosas publicaciones, pueden mencionarse La Iglesia y la Hermandad del Pilar, su primera monografía histórica édita (1897), Los Lules (1910), Nuestra Señora de Copacabana (1911), Universitarios de Córdoba (1916), Las Coronas Líricas (1917, en colaboración con Enrique Martínez Paz); Ensayo histórico sobre la fundación de Córdoba (1920), En el país de los Juries (1924), Tesoros del pasado argentino (1926), Estudios históricos y geográficos del Tucumán (1926), Los gobiernos provinciales y el vicepatronato (1930), La Segunda Imprenta de la Universidad de Córdoba (1930), Ensayos sobre etnología argentina (1931), Irradiación del Colegio Máximo Jesuítico de Córdoba del Tucumán, su último trabajo publicado en vida (1935). En 1933 el Senado de la Nación sancionó una ley disponiendo que fueran impresas todas las obras de Cabrera, por cuenta de la Nación, como reconocimiento de los valiosos aportes realizados en el campo de la historia, la etnología y la arqueología, particularmente de los estudios coloniales, que con su labor contribuyó a cimentar.

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MONSEÑOR PABLO CABRERA
por Carlos Ighina-2017

La avenida Monseñor Pablo Cabrera es un camino vital para la ciudad. Su trazado da movilidad y dinámica a un sector de indudable importancia urbana y económica.
Los que diariamente la recorren conocen de su utilidad y trascendencia, así como saben disfrutar del agradable entorno de sus cuadras. Es que la suave pendiente que conduce hacia el norte resulta ante todo un interesante paseo con llamativas panorámicas citadinas amparadas por el frescor de una sombra vegetal.
Sin embargo, corresponde que nos preguntemos: ¿Quién era monseñor Cabrera?
El nombre de las cosas suele tener la virtud de dignificarlas, de darles una jerarquía, una dimensión distinta.
Aparte de ser elegante y funcional al dilatado cuadrilátero que es Córdoba, la avenida Monseñor Pablo Cabrera, posee una denominación que la distingue y que la califica. Ocurre que lleva en su nomenclatura el deseo de la comunidad de honrar a un ilustre y esclarecido personaje, a un sacerdote y a un hombre de estudios que por muchos años fue sinónimo de la Córdoba culta.
Nacido en San Juan, en 1857, fue párroco, antropólogo, etnólogo, lingüista, famoso orador y minucioso investigador de la historia y de las señales del pasado en el territorio cordobés y de vastas regiones argentinas.
A los doce años optó por la vocación sacerdotal y viajó a Córdoba para estudiar en el Seminario Conciliar de Nuestra Señora de Loreto, ubicado entonces en la actual Plazoleta del Fundador. Precisamente al tiempo de arribar Cabrera a Córdoba, dejaba de ser prefecto de estudios de esa casa de formación religiosa, el padre José Gabriel Brochero, hoy canonizado.
Ordenado sacerdote en 1883, Cabrera fue nombrado capellán del Colegio de María, destino en el que permaneció doce años. Sin descuidar sus responsabilidades religiosas, se dedicó por entonces al cultivo de las letras y a sus aficiones musicales, componiendo varios melodramas que fueron representados y cantados.
Su rica personalidad no pasó inadvertida, pese al aparente retiro en el claustro de las Esclavas del Corazón de Jesús, trascendiendo pronto su prestigio de orador y conociéndose sus primeros trabajos de investigación histórica.
Cuando Adolfo Saldías, precursor del revisionismo histórico, aventuró sus críticas sobre la personalidad de Manuel Belgrano, Cabrera realizó una encendida apología del prócer, lo que le valió la consideración general.
Activo y entusiasta participó de la redacción del diario católico Los Principios y se hizo cargo de la asesoría del Círculo de Obreros Católicos.
Sin embargo, los vecinos de Córdoba, tanto los piadosos feligreses como los amigos de la cultura, lo incorporaron a la memoria colectiva desde su gestión parroquial de tres décadas en la Iglesia del Pilar, a partir de 1896.
El templo del Pilar había comenzado a construirse hacia 1738 con base en una donación de las hermanas Jacinta y Gregoria Sobradiel en aquel arrabal de la intersección de las actuales avenidas Olmos y Maipú. Las obras, luego de ser abandonadas, fueron completadas por el sargento mayor, don Fernando Fabro, quien tuvo la misión de extraditar a los jesuitas en 1767.
Fabro fue fundador asimismo de la Hermandad del Pilar, cofradía que tenía, entre otros objetivos, el de acompañar a bien morir a los condenados a la pena capital. En los aledaños de la primitiva capilla, luego convertida en la segunda parroquia de Córdoba, en1888,“se suministraba sepultura a los pobres y a los muertos en batalla”.
A lo largo de su prolongado período parroquial, monseñor Cabrera –título honorífico el de monseñor que se confiere a algunos sacerdotes por sus méritos particulares- cuidó con celo del órgano a viento de principios del siglo XIX, cobijado bajo un recinto recubierto con telas pintadas al óleo.
La figura del padre Cabrera era connatural con la fachada de ligero estilo barroco colonial de la iglesia, donde se destacaban a ambos lados de la entrada principal originaria, sendos esbozos de columnas jónicas a modo de detalle ornamental.
Mucho podemos decir de Pablo José Segundo Cabrera y lo intentaremos, pero mejor dejémonos conducir por la guía de un poeta, de un hijo de Córdoba: Arturo Capdevila, que en sus versos supo valorar el perfil espiritual e intelectual del sacerdote y humanista.
Cura muy ilustre había:
era el cura Pablo Cabrera.
De las plegarias pasaba
al encanto de las letras
que más cosas le decían,
seguro, cuanto más viejas.
En dos trazos, Capdevila define la personalidad de monseñor Cabrera, y más luego agrega, como para caracterizarlo mejor:
Le amó la Universidad,
fue monseñor de la Iglesia,
y los incas se alegraron
con su devoción de América,
que era varón muy cabal
ese monseñor Cabrera
Y al final dibuja esta estampa, cuando ya venerable pasaba su prestigio por las calles y recintos de Córdoba, le decía:
Ya muy cano andaba al fin,
y cenicientas las cejas,
marchitos los mansos ojos,
la cara cansada y yerma.
Tal vez en las tardes de quietud sea posible percibir su estampa, arqueado el gesto, como oteando la ciudad de sus amores. Es entonces cuando podemos detenernos un momento para hacerle caso a Capdevila en sus versos postreros:
Diga todo el que le nombre
(si es de noche, mire una estrella):
¡Agradecida memoria
para monseñor Cabrera!
Su vocación por la etnología aborigen y, por consecuencia, su interés por lo americanista nació en forma espontánea cuando, apremiado por algunas dolencias psicofísicas y casi con 40 años, se retiró un tiempo a las serranías y así pudo descubrir relictos óseos y petroglifos que le hablaban de una cultura más que primitiva, preexistente a la llegada de los europeos.
Luego, por muchos años, sus salidas a la campaña, en particular al valle de Punilla o las regiones de Cruz del Eje o La Candelaria, lo encontrarían, a a pie o a caballo, buscando las huellas de un pasado que lo apasionaba.
Su intelecto y su constancia lo impulsaron a producir y así fue dando a la imprenta estudios como Etnografía indígena argentina, Los aborígenes del país de Cuyo, Los lules, En el país de los juríes, Coronas incas (en colaboración con Enrique Martínez Paz), Estudios sobre etnología argentina, Araucanos en la Argentina, Gasta y Llacta en boca de los aborígenes y Córdoba del Tucumán, prehispánica y protohistórica, entre muchos otros trabajos de temática similar.
Habitual y consuetudinario consultante del Archivo de Tribunales, sin por ello relegar la visita a otros archivos de la ciudad e incluso de ciudades como Buenos Aires, La Rioja, Santa Fe y Tucumán, pudo documentarse exhaustivamente para escribir sobre asuntos relativos a la historia de Córdoba y también de otras provincias argentinas.
Su vínculo con la Universidad de Córdoba duró medio siglo, representándola incluso en el Congreso Científico Internacional realizado en Buenos Aires. La Casa de Trejo lo reconoció, designándolo doctor honoris causa y creando, después de su muerte, el Instituto de Estudios Americanistas, con base en sus libros, documentos y manuscritos.
A su empeño se debe la creación del Museo Histórico Provincial, con sede en la casa del marqués de Sobre Monte, en 1919, y de la Junta de Estudios Históricos en 1824.
Miembro titular de la Sociedad Americanista de París, el autor de las sabrosas Misceláneas y de Córdoba de la Nueva Andalucía, falleció en Córdoba el 29 de enero de 1936. Sus restos inicialmente fueron sepultados en la Iglesia Catedral, para luego, en 2013, ser trasladados al templo de Nuestra Señora del Pilar, al costado del cual tuvo su casa, con una valiosa colección de antigüedades, que en 1925 le adquirió el gobierno de Alvear, en tiempos de necesidades para el párroco.
Sumemos nuestra voz a la de Capdevila en la alabanza a monseñor Cabrera.
                                              Por  Carlos A. Ighina

 Abogado-Notario. 
Historiador urbano-costumbrista 
Premio Jerónimo Luis de Cabrera

(Wikipedia
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                                                            DE SU OBRA POÉTICA


VIRGEN del ROSARIO  de  RÍO BLANCO
y  PAYPAYA-
 
PATRONA DE JUJUY
SU VENERACIÓN DATA DESDE 1696

                                         HIMNO a NTRA. SEÑORA DEL ROSARIO 
                                                     de RÍO BLANCO y PAIPAYA.

                                                   
                                                           C O R O
                                                                                      
                                                          ¡Eres del hombre esperanza :
                                                    eres del Cielo, esplendor :
                                                    sonríenos dulce Madre
                                                   y abrásanos en tu amor!

 Del Paipaya a la margen, un día,
                                               una flor peregrina brotó,
que exhalando perfumes de Cielo
                                               la montaña y el valle impregnó.

Esa flor, eras tú, Rosa Mística,
                                                que dejando los cimas de Sión,
                                                a fijar descendías, piadosa,
                                                en Jujuy tu sagrada mansión.

       De este pueblo la hermosa epopeya,
 de tu amor es la historia también
 tú velastes, cual madre, a su cuna;
 fuiste siempre su amparo y sostén.

                                                  De baluartes y fosos circuye
                                               el hispano a la nueva ciudad;
                                               mas, ninguno su vida defiende,
cual la asiste tu inmensa bondad.

 Cuando el toba con saña bravía
la pretende en escombros trocar,
                                               poseído de espanto se aleja,
                                               en los aires tu ceño al mirar.

   ¿Quién acude jamás a tus plantas,
                                               en demanda de gracia y merced,
  sin que al punto sus ansías apague,
                                               como el ciervo en la linfa su sed?


Pbro. Dr. Pablo Cabrera Mercado


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NOTA SOBRE EL PUEBLO DE SUS PADRES Y ANTEPASADOS CABRERA.

VICHUQUÉN - CHILE

EL PUEBLO DE VICHUQUÉN Y SU LAGO

VICHUQUÉN EN EL AÑO 1930- SE DESTACA LA IGLESIA Y EL CASERÍO
A SU ALREDEDOR
Dos elementos contribuyeron a que Vichuquén nazca, adelantándose al proceso histórico
y a todos los pueblos de la zona. El primero fue la creación de la Parroquia erigida
en medio de la población de indios en los primeros tiempos de la colonización.
El otro fue la orden que dio el Corregidor del partido del Maule Francisco Antonio López y Sánchez
de que los indios se poblaran alrededor de la Parroquia. Eso ocurrió en 1771.



EN 2018 MANTIENE LA DISTRIBUCIÓN EDILICIA COMO ANTAÑO

LA ACCIÓN CONJUNTA DE LA PARROQUIA Y LA ORDEN DEL CORREGIDOR
DA NACIMIENTO A LA ALDEA DE VICHUQUÉN.
(Tenemos un ejemplo del buen resultado del entendimiento de la Iglesia y del Estado.)
Actualmente asistimos a los resultados de la impuesta separación de ambos, buscada por los
"dominadores del mundo";  la que una vez lograda ha sido reimpuesta usurpando el Vaticano
y convirtiendo a éste en una alianza para el mal.)  Entre paréntesis es mío

HOMENAJE AL ORIGEN Y FORMACIÓN DE VICHUQUÉN

EL CUAL SE DIO POR LA UNIÓN DE DOS RAZAS,
 UNIDAS POR LA EVANGELIZACIÓN