lunes, 29 de enero de 2018

29 DE ENERO DE 1936

FALLECE EL APÓSTOL DE LA VERDAD HISTÓRICA


MONSEÑOR PABLO CABRERA MERCADO, EN SUS ÚLTIMOS AÑOS, SIEMPRE ENTRE LIBROS


LOS PRINCIPIOS- PUBLICA EL ÓLEO DEL ARTISTA MOSSI,
EXPUESTO EN EL SALÓN FASCE EN DICIEMBRE 1932


Los Revds. Padres Julián Hurley, IJ, el Padre Alfredo Buteler (capellásn de las Esclavas),
familiares, amigos y médicos no se apartaron de su lado, lo acompañaron continuamente
durante sus últimos días. Recibió los Últimos Sagrados Sacramentos. 
Sostenía en sus manos un Crucifijo.

Capilla Ardiente - Iglesia de las Esclavas. A las 9,30 el Rev. P. Julián Hurley, superior de la Compañía de Jesús, celebró el Santo Sacrifico de la Misa.Terminado el Oficio, el pbro doctor Alfonso Buteler, revestido de capa pluvial, cantó un responso ante el catafalco iluminado. Un grupo de cantores interpretó el "Dies irae", himno que la liturgia de la iglesia ha establecido para tan solemnes circunstancias.

CÓRDOBA TRIBUTÓ AYER IMPRESIONANTE HOMENAJE 
A MONS. PABLO CABRERA.Los Principios 30.1.1936

EL CARRUAJE ESCOLTADO POR UN PIQUETE DEL ESCUADRÓN DE SEGURIDAD, VESTIDO DE GALA, DESDE LA CAPILLA HASTA EL CEMENTERIO, DONDE LOS RECIBIÓ UN PIQUETE DE BOMBEROS Y LA BANDA PROVINCIAL.
Diario Córdoba
IMPONENTE FUE EL SEPELIO DE LOS RESTOS DE MONS. CABRERA
ORADORES: 1º-SR. LUCIANO ALVARIÑOS DE LA SOCIEDAD DE FOMENTO URBANO DEL CUADRANTE
NOR-ESTE (fundada por Cabrera); 2º-el P. C. VERA VALLEJO, POR LA IGLESIA Y EL CLERO Y
3º EL DR.ENRIQUE MARTÍNEZ PAZ POR LA UNIVERSIDAD Y LA JUNTA DE HISTORIA Y NUMISMÁTICA.
Impresionante multitud asistió al sepelio; durante el recorrido le daban su adiós, desde las ventanas o puertas de
sus viviendas, el pueblo cordobés
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ALGUNOS DE LOS ARTÍCULOS APARECIDOS DESPUÉS DE SU MUERTE, A PESAR DE LA IMPUESTA LÁPIDA DEL SILENCIO BAJO LA CUAL YACE. AÚN SE LO RECUERDA CON JUSTICIA Y AFECTO.

“Monseñor PABLO CABRERA o el “saber particular”;  por Fermín Chávez
Tiempo Cultura-Córdoba 7.01.1979
  La personalidad de monseñor Pablo Cabrera emerge vigorosa en la realidad contemporánea, engrandecida por los años de olvido a que la relegaron los manuales de historia que, eximiéndola de polémicas y diatribas, la mantuvieron incólume para quienes hoy deseen rescatarla en el tiempo.
  Historiador y activo protagonista de la historia a un mismo tiempo. Músico sensible y culto. Catedrático y alumno atento a las enseñanzas de la vida en sus formas más simples. Monseñor Pablo Cabrera fue ante todo un hombre de fe y como tal, sus convicciones estuvieron avaladas por una incansable labor que gestó pacientemente una obra monumental que hoy adquiere dimensiones de epopeya.
 Tiempo y Cultura brinda en esta edición un exhaustivo panorama de la vida y obra del historiador, acompañado por una selección de textos que hacen justicia a su invalorable aporte a la cultura cordobesa.

   “En el empeño puesto por Monseñor para realizar su obra, hay un sentido heroico de la ciencia. Al contemplar los elementos acumulados desde hace seis lustros y que recién resultan utilizables, cualquiera se pregunta de dónde sacó fuerzas en este desierto para perseverar en su empresa, tan lejana de los cálculos cartagineses”. Esto decía Nimio de Anquín de monseñor Pablo Cabrera, al prologar aquel volumen de 1929, sobre  “Los Aborígenes del País de Cuyo”, representativo de la magna labor del historiador que eligió a Córdoba como tierra adoptiva.
  Como sucede a menudo en el ámbito cultural de los argentinos, la figura de Cabrera no adquiere la debida dimensión más que entre los especialistas, y quizás no tanto como debiera.
  Sucede con él lo que con el padre Pedro Grenón y con otros autores del interior, cuyos textos vieron la luz en monografías y en revistas universitarias locales, lejos del Buenos Aires centralizador no sólo de la riqueza material del país.
  El padre Guillermo Furlong, quien lo llama “el más docto, el más noble, el más generoso de cuantos varones eximios ha albergado, en lo que va del siglo, la docta ciudad cordobesa”, registró 223 libros, folletos, separata y artículos sueltos, suyos, y más de 200 piezas inéditas, que abarcan trabajos en preparación sobre variados temas de su especialidad, panegíricos, discursos, melodramas y composiciones musicales. Porque, aparte de investigador de la historia, fue Cabrera, músico sensible y culto.
  “Monseñor Cabrera descansaba de sus tareas intelectuales ejecutando música de su predilección en un armonium francés de ricas voces que había colocado en su gabinete de estudio”, recordaba su pariente Arturo Cabrera Dominguez en 1936, a poco de su muerte. Como compositor, dejó piezas de particular interés, como su elegía a “La muerte del Obispo Esquiú”, que data, al parecer, de fines del siglo pasado.
   Su alejamiento de San Juan, en 1869, no significó su empobrecimiento en valores argentinos y de cultura tradicional.
  Tuvo la suerte  de caer en una región serrana cordobesa, criolla como la que más. Él mismo lo recordó en una memorable entrevista que concedió al padre Gorosito Heredia (Nice Lotus), allá por 1933.
  “El año 1869, privado de ingresar al Seminario, lo pasé como un guaso –relataba entonces-, en La Estancita de Río Ceballos, por las sierras, al contacto con el paisanaje. Entonces aprendí muchas cosas del campo, refranes, milongas, modales que me sirvieron más tarde para una más acertada interpretación de nuestro medio histórico. Leí mucho, sobre todo versos gauchescos. No soltaba mi Martín Fierro, y hasta hice otro larguísimo. Pero estando en Calamuchita, me lo robaron de debajo de la almohada”. Lo transcripto constituye un dato precioso sobre ese  momento decisivo de su juventud.
  Un tío suyo, hermano de su madre, don Agustín Mercado, era el mayordomo de la mencionad finca de los Dominicos, cercana a Río Ceballos; y otro tío, Fray Domingo Mercado, murió en olor de santidad y brilló en la tradición dominicana de Córdoba (su retrato estaba en la sacristía de Santo Domingo).(ESTÁ AÚN)
  Antes de “enfermarse” por la historia, monseñor Cabrera había estado realmente enfermo. Esto sucedía a fines de siglo. “El doctor Alvarez me diagnosticó surmenage, una neurastenia proveniente de cansancio cerebral –recordaba en 1933.
  Me aconsejó un viaje por las sierras; mi salvación estaba en el cambio de aire, de sitios, de alimentación. Así lo hice, a lomo de mula nomás. Un día vadeando un río, me llevó el agua. Casi no cuento el cuento. Fui a dar contra la barranca, que presentaba en aquel punto unos escalones de piedra. Y en la piedra descubrí unos dibujitos en colores, rojo , verde, negro; una corrida de avestruces. Fui siempre refractario al dibujo, lo he sentido siempre; pero desde entonces comencé a interesarme por todas las cosas antiguas. A donde llegaba, preguntaba por si habían visto huesos raros, objetos viejos. Y compraba cuadritos también. Fue todo empezar. Esa “enfermedad benéfica” me abrió el apetito.
  Cierto, por allí anduvo la mano del azar, pero con ese accidente o sin él lo mismo Cabrera habría descubierto un día la historia, esta discutida ciencia que, a diferencia de la metafísica, versa sobre lo particular. Historia y no filosofía de la historia fue la de monseñor, y con ese particular tuvo, sobre todo en el Archivo de Tribunales, del cual fue su máximo y no superado investigador.
  Como buen criollo, el sanjuanino sabía rastrear y muy pronto perfeccionó su instinto y su actitud. Descubrió verdaderas joyas testimoniales y las fue entregando, con una pasión que corría pareja a su modestia. En el campo de la historia de la cultura los argentinos le debemos a Cabrera perlas que nos ayudan a afirmarnos en nosotros mismos.
  En la segunda y tercera década de nuestro siglo, sobre todo, asombra la fecundidad del autor de Tesoros del Pasado Argentino. Por él supimos de la obra educacional de Fray Juan Grande y de “los dos Quintanas”, del Obispo  San Alberto como pedagogo, del Colegio de Monserrat y del Seminario de Nuestra Señora de Loreto.
  Por él conocimos a esa figura de la filosofía y de las ciencias en la Universidad de Córdoba que fue el padre Domingo Muriel; y hasta de “un periodista volteriano enemigo de Rivadavia”, como ese Ramón Félix Beaudot revelado por Cabrera en 1919.
  Cuando hace algunos años comencé a trabajar sobre la personalidad y la obra de otro preclaro cordobés, Saúl Taborda, me preguntaba de dónde había obtenido toda la información pedagógica sobre la época anterior a 1810 que él utiliza en Investigaciones Pedagógicas. Un día debí asociar dos nombres: el de Taborda y el de Cabrera. Éste último brindó su vasta labor escrita para que el primero pudiese rever ciertas tesis sobre nuestra tradición pedagógica y demostrar que la Argentina había oficializado como tal sólo lo que convenía a la concepción iluminista del Estado.
  El padre  Guillermo Furlong que lo conoció en los días de intenso trabajo en el archivo de la Universidad, al hablar de quienes lo frecuentaban, hacia 1915, consigna lo que sigue: “El doctor Enrique Martínez Paz y el doctor Luis C. Martínez Paz y el Dr. Ernesto Gavier; el doctor José María Olmedo y el doctor Luis C. Martínez Villada; el doctor Telasco Castellano y el doctor Rafael Moyano López; el doctor Estanislao Berrotarán y el señor Luis Roberto Altamira; el señor J. Francisco V. Silva y el arquitecto Juan Kronfuss; el señor Carlos Camilloni y el señor José R. Peña, Nimio de Anquín y Arturo Cabrera Dominguez; Juan José y José María Vélez; el padre Pedro Grenón y el presbítero Vera Vallejo; monseñor Luque y el canónigo Juan T. Moyano; fray Rafael Moyano y monseñor Zenón Bustos eran algunos de los que intencionalmente o sin intención, se llegaban hasta el recinto donde Monseñor conversaba en esa su peña o círculo literario, tan falto de formalidades exteriores como pleno de amenidad, de gracia y de saber”. La suma de nombres es aquí suma de substancia.
  Diré para terminar, que nuestra generación le debe a Pablo Cabrera un público reconocimiento por todo lo que nos regaló, pero más que nada por habernos ayudado a descubrir que la Argentina no nace o brota el 25 de mayo de 1810, como quieren imponernos los manuales, desde Grosso hasta nuestros días. Él está vivo y sigue extendiendo su didáctica, bien acompañado por aquellos hermanos suyos que se llamaron Antonio Larrouy, Guillermo Furlong y Pedro Grenón, también maestros de este “saber pedicular” o “noticia de los singulares” que tanta falta nos hace a los argentinos de toda laya.  Fermín Chavez  (la negrita es mía)

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Pablo Cabrera (director del museo, 1919-1922)
29 agosto, 2014 · por Centenario Coleccion · en Directores
En marzo de 1919 el Presbítero Pablo Cabrera asume la dirección del Museo Provincial, por decreto del gobernador radical Julio Borda. El apartamiento del cargo de Deodoro Roca, producido en el marco de las tensiones posteriores a la reforma universitaria, es objetado desde algunos sectores, en tanto otros, ligados al clero principalmente, lo reciben de forma positiva. No obstante esto, el proceso de especialización museológica delineado por Roca, sigue su curso. Así, coincidente con la fecha de designación de Cabrera, se ha formalizado por decreto, la escisión de la sección de Historia Natural (ya albergada, de hecho en la Escuela Alberdi). Por otra parte, atento a sus intereses y labor investigativa, el presbítero se concentra en el núcleo de historia del museo (piezas y documentos ligados al pasado colonial, principalmente), que se instala como institución separada en la Casa del Virrey a partir de mayo de 1919. Pocos días antes de la apertura, Pablo Cabrera declara en un diario local: “En cuanto a mi programa, es muy sencillo. Pienso hacer efectivo el proyecto del Doctor Deodoro Roca, mi antecesor, en lo que respecta a la Casa Colonial. Para esto espero contar con la colaboración de un asesor técnico que podríamos llamar, el ingeniero Kronfuss […] La reconstrucción tal cual la ideó Roca, es el fin que me propongo. Espero tener más suerte que el autor del importante proyecto…”. (La Tribuna, 02/05/1919, citado en Furlong, G. Monseñor Pablo Cabrera, Buenos Aires, Huarpes, 1945). Kronfuss es efectivamente convocado para restaurar la Casa del Virrey, que permanece cerrada algunos meses durante la ejecución de las obras, y hacia fines de 1919 vuelve a habilitarse al público. Con Cabrera abocado entonces a las colecciones alojadas ahora en el Museo Colonial, la sección de bellas artes (que permanece en el edificio de Parque Sarmiento) resulta relegada y pasa, desde 1922, a depender de la Academia Provincial de Bellas Artes, por entonces bajo la dirección de Emiliano Gómez Clara.


PBRO. PABLO CABRERA DIRECTOR DEL MUSEO PROVINCIAL

DATOS BIOGRÁFICOS

CABRERA, PABLO
(San Juan, 1857 – Córdoba, 1936)

Sacerdote, historiador. Hijo del hacendado chileno Pablo José Cabrera y de la sanjuanina Melitona Mercado Quiroga; realizó sus estudios primarios en su ciudad natal. En 1869, decidido a embarcarse en la carrera sacerdotal, se trasladó a la ciudad de Córdoba, donde al año siguiente logró ingresar al Seminario Conciliar de Loreto. Alumno ejemplar; obtuvo en 1881 el título de Licenciado en Teología. Desde 1880 se había radicado sin embargo en Mendoza, junto a su madre y hermanos, y permaneció allí hasta 1883. Ese año, en la ciudad de San Juan, fue ordenado sacerdote y destinado como capellán al Colegio de María de las Esclavas del Corazón de Jesús, en la capital cordobesa, asignación en la que permaneció entre 1884 y 1896. Su afición a la música y a la literatura encontró allí lugar para desplegarse (compuso varios melodramas), al tiempo que comenzó a ganarse algún reconocimiento como estudioso de historia, a través de disertaciones y publicaciones. Se desempeñó también como redactor de Los Principios  y dirigió el Círculo de Obreros. A fines de 1893 hizo un viaje a Europa, con el objetivo de participar de participar de una serie de eventos religiosos. A su regreso, en 1896, fue nombrado cura de la parroquia del Pilar (cargo que conservó hasta 1929). La orientación de sus inquietudes intelectuales hacia la historia y, especialmente, la indagación en el pasado colonial, se consolidaron desde entonces. Sus intereses en diversas manifestaciones artísticas no declinaron tampoco. Así por ejemplo, en 1899 inauguró con un extenso discurso la tercera exposición del Ateneo de Córdoba, del cual fue miembro y presidente. Posteriormente, en 1913, integró la Comisión Provincial de Bellas Artes. Fue postulado en varias ocasiones a altos cargos en la jerarquía eclesiástica, pero por diversos motivos, no llegó a acceder a ellos. Su tranquila rutina en la parroquia del Pilar le permitió una considerable dedicación a sus investigaciones históricas, que lo llevaron a frecuentar asiduamente el Archivo de Tribunales y la Universidad de Córdoba como parte de su labor. Uno de sus biógrafos, Guillermo Furlong, hace referencia a un círculo informal nucleado en torno a Pablo Cabrera, donde figuras como Enrique Martínez Paz, Ernesto Gavier, Luis C. Martínez Villada, Telasco Castellanos, Rafael Moyano López, Luis Roberto Altamira, Nimio de Anquín, Juan Kronfuss, Carlos Camilloni, Arturo Cabrera Domínguez, Juan José y José María Vélez, y algunos sacerdotes como Pedro Grenón, participaban de charlas e intercambios sobre temas literarios, filosóficos e históricos. En 1911, para brindarle apoyo económico, la Universidad de Córdoba lo nombró colector de documentos y en 1916 se le creó el puesto de Jefe de Manuscritos. En esta institución estuvo también cargo de la cátedra “Etnografía Indígena Argentina”, cuya creación proyectó.
Ávido coleccionista, con los años logró conformar, un extenso archivo personal con valiosos objetos y documentos ligados al pasado colonial. La inquietud de fundar en Córdoba un Museo Histórico, encontró finalmente oportunidad de concretarse a partir de su nombramiento como director del Museo Provincial, en marzo de 1919. Deodoro Roca, su predecesor en este cargo, había trabajado ya en un proyecto de refacción de la Casa del Virrey para destinarla a ese fin. La inauguración del museo (que se conoció como Casa Colonial o Museo Histórico) tuvo lugar el 16 de mayo de 1919.
Casa del Virrey Sobremonte (sede del Museo Colonial)
Miembro de numerosas entidades científicas, la nómina incluye la Junta de Estudios Históricos de Córdoba (de la que fue fundador en 1924 y presidente; convertida luego en 1928 en Junta de Historia y Numismática Americana, como filial de la sede porteña), la Academia Nacional de Ciencias, el Instituto Geográfico Argentino, la Academia Argentina de Letras, la Sociedad de Americanistas de París, entre otras. En 1928 recibió el título Honoris Causa por la Universidad de Córdoba. Un año más tarde abandonó el curato del Pilar, en parte por su ya deteriorada salud. No obstante, persistió en su labor historiográfica hasta su muerte, acontecida en 1936. Poco después de ese hecho, la Universidad Nacional de Córdoba creó el Instituto de Estudios Americanistas (actualmente sección “Estudios Americanistas y Antropología”, de la Facultad de Filosofía y Humanidades), donde fue albergada su valiosa colección documental.
Entre sus numerosas publicaciones, pueden mencionarse La Iglesia y la Hermandad del Pilar, su primera monografía histórica édita (1897), Los Lules (1910), Nuestra Señora de Copacabana (1911), Universitarios de Córdoba (1916), Las Coronas Líricas (1917, en colaboración con Enrique Martínez Paz); Ensayo histórico sobre la fundación de Córdoba (1920), En el país de los Juries (1924), Tesoros del pasado argentino (1926), Estudios históricos y geográficos del Tucumán (1926), Los gobiernos provinciales y el vicepatronato (1930), La Segunda Imprenta de la Universidad de Córdoba (1930), Ensayos sobre etnología argentina (1931), Irradiación del Colegio Máximo Jesuítico de Córdoba del Tucumán, su último trabajo publicado en vida (1935). En 1933 el Senado de la Nación sancionó una ley disponiendo que fueran impresas todas las obras de Cabrera, por cuenta de la Nación, como reconocimiento de los valiosos aportes realizados en el campo de la historia, la etnología y la arqueología, particularmente de los estudios coloniales, que con su labor contribuyó a cimentar.

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MONSEÑOR PABLO CABRERA
por Carlos Ighina-2017

La avenida Monseñor Pablo Cabrera es un camino vital para la ciudad. Su trazado da movilidad y dinámica a un sector de indudable importancia urbana y económica.
Los que diariamente la recorren conocen de su utilidad y trascendencia, así como saben disfrutar del agradable entorno de sus cuadras. Es que la suave pendiente que conduce hacia el norte resulta ante todo un interesante paseo con llamativas panorámicas citadinas amparadas por el frescor de una sombra vegetal.
Sin embargo, corresponde que nos preguntemos: ¿Quién era monseñor Cabrera?
El nombre de las cosas suele tener la virtud de dignificarlas, de darles una jerarquía, una dimensión distinta.
Aparte de ser elegante y funcional al dilatado cuadrilátero que es Córdoba, la avenida Monseñor Pablo Cabrera, posee una denominación que la distingue y que la califica. Ocurre que lleva en su nomenclatura el deseo de la comunidad de honrar a un ilustre y esclarecido personaje, a un sacerdote y a un hombre de estudios que por muchos años fue sinónimo de la Córdoba culta.
Nacido en San Juan, en 1857, fue párroco, antropólogo, etnólogo, lingüista, famoso orador y minucioso investigador de la historia y de las señales del pasado en el territorio cordobés y de vastas regiones argentinas.
A los doce años optó por la vocación sacerdotal y viajó a Córdoba para estudiar en el Seminario Conciliar de Nuestra Señora de Loreto, ubicado entonces en la actual Plazoleta del Fundador. Precisamente al tiempo de arribar Cabrera a Córdoba, dejaba de ser prefecto de estudios de esa casa de formación religiosa, el padre José Gabriel Brochero, hoy canonizado.
Ordenado sacerdote en 1883, Cabrera fue nombrado capellán del Colegio de María, destino en el que permaneció doce años. Sin descuidar sus responsabilidades religiosas, se dedicó por entonces al cultivo de las letras y a sus aficiones musicales, componiendo varios melodramas que fueron representados y cantados.
Su rica personalidad no pasó inadvertida, pese al aparente retiro en el claustro de las Esclavas del Corazón de Jesús, trascendiendo pronto su prestigio de orador y conociéndose sus primeros trabajos de investigación histórica.
Cuando Adolfo Saldías, precursor del revisionismo histórico, aventuró sus críticas sobre la personalidad de Manuel Belgrano, Cabrera realizó una encendida apología del prócer, lo que le valió la consideración general.
Activo y entusiasta participó de la redacción del diario católico Los Principios y se hizo cargo de la asesoría del Círculo de Obreros Católicos.
Sin embargo, los vecinos de Córdoba, tanto los piadosos feligreses como los amigos de la cultura, lo incorporaron a la memoria colectiva desde su gestión parroquial de tres décadas en la Iglesia del Pilar, a partir de 1896.
El templo del Pilar había comenzado a construirse hacia 1738 con base en una donación de las hermanas Jacinta y Gregoria Sobradiel en aquel arrabal de la intersección de las actuales avenidas Olmos y Maipú. Las obras, luego de ser abandonadas, fueron completadas por el sargento mayor, don Fernando Fabro, quien tuvo la misión de extraditar a los jesuitas en 1767.
Fabro fue fundador asimismo de la Hermandad del Pilar, cofradía que tenía, entre otros objetivos, el de acompañar a bien morir a los condenados a la pena capital. En los aledaños de la primitiva capilla, luego convertida en la segunda parroquia de Córdoba, en1888,“se suministraba sepultura a los pobres y a los muertos en batalla”.
A lo largo de su prolongado período parroquial, monseñor Cabrera –título honorífico el de monseñor que se confiere a algunos sacerdotes por sus méritos particulares- cuidó con celo del órgano a viento de principios del siglo XIX, cobijado bajo un recinto recubierto con telas pintadas al óleo.
La figura del padre Cabrera era connatural con la fachada de ligero estilo barroco colonial de la iglesia, donde se destacaban a ambos lados de la entrada principal originaria, sendos esbozos de columnas jónicas a modo de detalle ornamental.
Mucho podemos decir de Pablo José Segundo Cabrera y lo intentaremos, pero mejor dejémonos conducir por la guía de un poeta, de un hijo de Córdoba: Arturo Capdevila, que en sus versos supo valorar el perfil espiritual e intelectual del sacerdote y humanista.
Cura muy ilustre había:
era el cura Pablo Cabrera.
De las plegarias pasaba
al encanto de las letras
que más cosas le decían,
seguro, cuanto más viejas.
En dos trazos, Capdevila define la personalidad de monseñor Cabrera, y más luego agrega, como para caracterizarlo mejor:
Le amó la Universidad,
fue monseñor de la Iglesia,
y los incas se alegraron
con su devoción de América,
que era varón muy cabal
ese monseñor Cabrera
Y al final dibuja esta estampa, cuando ya venerable pasaba su prestigio por las calles y recintos de Córdoba, le decía:
Ya muy cano andaba al fin,
y cenicientas las cejas,
marchitos los mansos ojos,
la cara cansada y yerma.
Tal vez en las tardes de quietud sea posible percibir su estampa, arqueado el gesto, como oteando la ciudad de sus amores. Es entonces cuando podemos detenernos un momento para hacerle caso a Capdevila en sus versos postreros:
Diga todo el que le nombre
(si es de noche, mire una estrella):
¡Agradecida memoria
para monseñor Cabrera!
Su vocación por la etnología aborigen y, por consecuencia, su interés por lo americanista nació en forma espontánea cuando, apremiado por algunas dolencias psicofísicas y casi con 40 años, se retiró un tiempo a las serranías y así pudo descubrir relictos óseos y petroglifos que le hablaban de una cultura más que primitiva, preexistente a la llegada de los europeos.
Luego, por muchos años, sus salidas a la campaña, en particular al valle de Punilla o las regiones de Cruz del Eje o La Candelaria, lo encontrarían, a a pie o a caballo, buscando las huellas de un pasado que lo apasionaba.
Su intelecto y su constancia lo impulsaron a producir y así fue dando a la imprenta estudios como Etnografía indígena argentina, Los aborígenes del país de Cuyo, Los lules, En el país de los juríes, Coronas incas (en colaboración con Enrique Martínez Paz), Estudios sobre etnología argentina, Araucanos en la Argentina, Gasta y Llacta en boca de los aborígenes y Córdoba del Tucumán, prehispánica y protohistórica, entre muchos otros trabajos de temática similar.
Habitual y consuetudinario consultante del Archivo de Tribunales, sin por ello relegar la visita a otros archivos de la ciudad e incluso de ciudades como Buenos Aires, La Rioja, Santa Fe y Tucumán, pudo documentarse exhaustivamente para escribir sobre asuntos relativos a la historia de Córdoba y también de otras provincias argentinas.
Su vínculo con la Universidad de Córdoba duró medio siglo, representándola incluso en el Congreso Científico Internacional realizado en Buenos Aires. La Casa de Trejo lo reconoció, designándolo doctor honoris causa y creando, después de su muerte, el Instituto de Estudios Americanistas, con base en sus libros, documentos y manuscritos.
A su empeño se debe la creación del Museo Histórico Provincial, con sede en la casa del marqués de Sobre Monte, en 1919, y de la Junta de Estudios Históricos en 1824.
Miembro titular de la Sociedad Americanista de París, el autor de las sabrosas Misceláneas y de Córdoba de la Nueva Andalucía, falleció en Córdoba el 29 de enero de 1936. Sus restos inicialmente fueron sepultados en la Iglesia Catedral, para luego, en 2013, ser trasladados al templo de Nuestra Señora del Pilar, al costado del cual tuvo su casa, con una valiosa colección de antigüedades, que en 1925 le adquirió el gobierno de Alvear, en tiempos de necesidades para el párroco.
Sumemos nuestra voz a la de Capdevila en la alabanza a monseñor Cabrera.
                                              Por  Carlos A. Ighina

 Abogado-Notario. 
Historiador urbano-costumbrista 
Premio Jerónimo Luis de Cabrera

(Wikipedia
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                                                            DE SU OBRA POÉTICA


VIRGEN del ROSARIO  de  RÍO BLANCO
y  PAYPAYA-
 
PATRONA DE JUJUY
SU VENERACIÓN DATA DESDE 1696

                                         HIMNO a NTRA. SEÑORA DEL ROSARIO 
                                                     de RÍO BLANCO y PAIPAYA.

                                                   
                                                           C O R O
                                                                                      
                                                          ¡Eres del hombre esperanza :
                                                    eres del Cielo, esplendor :
                                                    sonríenos dulce Madre
                                                   y abrásanos en tu amor!

 Del Paipaya a la margen, un día,
                                               una flor peregrina brotó,
que exhalando perfumes de Cielo
                                               la montaña y el valle impregnó.

Esa flor, eras tú, Rosa Mística,
                                                que dejando los cimas de Sión,
                                                a fijar descendías, piadosa,
                                                en Jujuy tu sagrada mansión.

       De este pueblo la hermosa epopeya,
 de tu amor es la historia también
 tú velastes, cual madre, a su cuna;
 fuiste siempre su amparo y sostén.

                                                  De baluartes y fosos circuye
                                               el hispano a la nueva ciudad;
                                               mas, ninguno su vida defiende,
cual la asiste tu inmensa bondad.

 Cuando el toba con saña bravía
la pretende en escombros trocar,
                                               poseído de espanto se aleja,
                                               en los aires tu ceño al mirar.

   ¿Quién acude jamás a tus plantas,
                                               en demanda de gracia y merced,
  sin que al punto sus ansías apague,
                                               como el ciervo en la linfa su sed?


Pbro. Dr. Pablo Cabrera Mercado


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NOTA SOBRE EL PUEBLO DE SUS PADRES Y ANTEPASADOS CABRERA.

VICHUQUÉN - CHILE

EL PUEBLO DE VICHUQUÉN Y SU LAGO

VICHUQUÉN EN EL AÑO 1930- SE DESTACA LA IGLESIA Y EL CASERÍO
A SU ALREDEDOR
Dos elementos contribuyeron a que Vichuquén nazca, adelantándose al proceso histórico
y a todos los pueblos de la zona. El primero fue la creación de la Parroquia erigida
en medio de la población de indios en los primeros tiempos de la colonización.
El otro fue la orden que dio el Corregidor del partido del Maule Francisco Antonio López y Sánchez
de que los indios se poblaran alrededor de la Parroquia. Eso ocurrió en 1771.



EN 2018 MANTIENE LA DISTRIBUCIÓN EDILICIA COMO ANTAÑO

LA ACCIÓN CONJUNTA DE LA PARROQUIA Y LA ORDEN DEL CORREGIDOR
DA NACIMIENTO A LA ALDEA DE VICHUQUÉN.
(Tenemos un ejemplo del buen resultado del entendimiento de la Iglesia y del Estado.)
Actualmente asistimos a los resultados de la impuesta separación de ambos, buscada por los
"dominadores del mundo";  la que una vez lograda ha sido reimpuesta usurpando el Vaticano
y convirtiendo a éste en una alianza para el mal.)  Entre paréntesis es mío

HOMENAJE AL ORIGEN Y FORMACIÓN DE VICHUQUÉN

EL CUAL SE DIO POR LA UNIÓN DE DOS RAZAS,
 UNIDAS POR LA EVANGELIZACIÓN













lunes, 8 de enero de 2018

PABLO CABRERA- GENEALOGÍA



sábado, 4 de julio de 2015

Antecedentes chilenos de los Cabrera Ramirez



REGIÓN VALLE DEL MAULE Esta región se ubica en la zona central de Chile, a unos 254 km al sur de Santiago, Capital de Chile. Su superficie se extiende entre los 34º41’ y los 36º33’ de latitud sur, y desde los 70º20’ de longitud oeste hasta el océano Pacífico, con una superficie de 30.296,1 km2. Al norte limita con la Región del Libertador General Bernardo O’Higgins; al sur, con la Región del Biobío; al este con Argentina; y al oeste  con el océano Pacífico. Aunque tiene acceso al mar, no cuenta con puertos y la pesca es artesanal.
El territorio de la Región del Maule representa 1,5%  del total nacional. La superficie de la Séptima Región corresponde a 4,1% del total nacional. De acuerdo con su división administrativa, la 7ª Región se divide en cuatro provincias: Cauquenes, Curicó, Linares y Talca. La capital regional es Talca.
La provincia que nos interesa es CURICÓ. Capital: CuricóComunas: Teno, Vichuquén, Hualañé, Rauco, Curicó, Romeral, Licantén, Sagrada Familia y Molina.
PROVINCIA DE CURICÓ: CURICÓ, capital provincial, es una ciudad de larga tradición histórica y centro obligado de abastecimiento para la agricultura  de la zona .Curicó, este nombre significa “agua oscura”. Fue fundada en 1745, por José Manso de Velasco, en la confluencia de los esteros Chimbarongo y Peor es Nada, con el nombre  de San José de Buena Vista de Curicó, en el lugar que hoy se llama Convento Viejo. En 1747, el gobernador Domingo Ortiz de Rozas la trasladó a su actual emplazamiento, alcanzando el título de ciudad en 1830.
VICHUQUÉN. Se encuentra 94 kms de Curicó, hacia la costa. Data del S.XVI, detenido en el tiempo. Posee antiguas y hermosas construcciones de arquitectura colonial .Está el lago del mismo nombre: Vichuquén, con una altitud de 18 m y una extensión de 40 m2. Cercana al Valle del Mataquito.
Curicó por la parte este termina en Chimbarongo, pasando el Puente Negro limita con  el  Valle de Colchagua, cerca de la ciudad de San Fernando.




Licanten es el pueblo cercano a Vichuquen



Curicó hacia 1830

Río Tanguiririca al
REGIÓN VALLE DE COLCHAGUA : Ubicada aproximadamente a unos 1de Santiago.
La ciudad principal es San Fernando y la segunda Santa Cruz. La riega el río Tanguiririca.
Es un angosto valle agrícola que comienza a los pies de los Andes y se extiende al oeste hasta el Océano Pacífico.
PICHILEMU ( en indígena significa “Pequeño bosque”): ubicada en la VI Región, a 120 km.de San Fernando y a 259 kms de Santiago. Ambiente rural que conserva un aristocrático pasado.
El MANZANO, hacia el norte de Pichilemu.
CAHUIL, a 15 km. de Pichilemu. Caserío de pescadores. Su cementerio es el más antiguo de la zona.


Autopista hacia Pichilemu pasando por San Fernando



Bienvenidos a PICHILEMU


Pichilemu al borde del Pacífico





Avenida céntrica de Pichilemu



Feria callejera en el centro de Pichilemu



UN POCO DE GENEALOGÍA CHILENA
CABRERA RAMIREZ 

 CABRERA =Sin noticias familiares hasta :
Manuel Antonio Cabrera, nace en Las Garzas de Vichuquén (Colchagua); casa con María Ignacia Ramirez , nacida en San Fernando, residente en su Fundo Palagual de los Rulos). Sus hijos 1- Petronila que casa con Juan de Dios Ferrada (hijos Margarita,n en 1904 en Sgo de Chile; 2- Mercedes. En 1904 residía en Sgo de Chile); 3- Pablo José  f. en 1884 en Chile; casa en San Juan, Arg., con Melitona de Jesús Mercado Quiroga, nacida en San Juan el 16.2.1836-f.en Córdoba el 22.7.1894, con sucesión-aparte.ver Cabrera-Mercado.   4- Concepión; 5-Francisca; 6- Miguel, f. 31.7.1900, en Pichilemu; casó con María Isabel Fuenzalidas, f.allecida 30.11.1896 en Pichilemu; los dos enterrados en el Cementerio del Curato San Andrés de Cahuil- Dpto de San Fernando. Hijos: a- Filomena; b- Zoila Rosa, casó con Montero (Residentes en Curicó), con Suc. Enrique Montero Cabrera en 1904 era periodista del "Porvenir" de Chile;
c- Herminia; d- Esterlinda; e- Alberto, f- Victor; g- Julio. (c, d, e, f, g, en 1904 vivían en Santiago de Chile)
-Manuel Antonio y María Ignacia se casaron en el Fundo Los Manzanos de Carlos Ramirez, hno.de Mª Ignacia, en su capillita, hoy en el lecho del río Tanguiririca- Prov. de Colchagua.
 No conozco los padres de Mª Ignacia Ramirez; tenía un hermano Carlos, fallecido en 1875; casó con  Ríos
hijos Ricardo (Pbro) y Carlos, éste falleció después de la famosa carga de caballería que diera en Barrios Negros para tomar las trincheras del General Cruz, formada en casa de Reyes.

Certificado defunción de Miguel Cabrera Ramirez (Cahuil)



Certificado defunción de Isabel Fuenzalida-Cementerio de Cahuil





















  

                                    






















A R G E N T I N A

SAN JUAN DE LA FRONTERA (Cuyo)


MERCADO QUIROGA-

   José Agustín MERCADO, (de Mendoza) casa con  Paulina QUIROGA (de San Luis); Hijos:
 1- Agustín; c.en 1848 c. Tránsito Frías Uriondo; hijos: Domingo y Belidoro; 2-Domingo Venancio, n. en Mendoza el  l2.5.1830- f.en Sta  el 16.2.1896, sacerdote; 3-Carmen, f. en Cdba.3.11.1890, soltera.; 4- Melitona de Jesús n. en San Juan el 16.2.1836-f. en Cdba. el 22.7.1894; casa en San Juan el 29.12.1853 con Pablo José Cabrera Ramirez (de Chile); 5- Eleuterio del Carmen, n. en San Juan el 17.4.1846-f. en Cdba. el 13.12.1912, sacerdote. 6- Demetria n. en San Juan, -f.en Cdba. el 15.11.1896; en1877 en Río IIº c.c. Thomas Peacock Bell, n. en Inglaterra-f. el 30.5.1904 en Inglaterra; una hija, Paulina Enriqueta que casó con Guillermo O'Mullane Stack, en Río IIº; los casó su hermano el P. Eleuterio Mercado. Hijos Guillermo y Enrique.
Agustín: fue mayordomo de La Estancita, de los domínicos, en Río Ceballos. Fue comprada durante el Priorato de  Domingo, su hermano, en Córdoba
Domingo Venancio: Domínicode trayectoria muy destacada. Prior de Santo Domingo en Córdoba, sucesor inmediato del P. Olegario Correa, unos dos años. Fue Prior de Santo Domingo en Santiago del Estero durante 19 años.Reconstruyó la Basílica que estaba destruida. Falleció en Santa Fe mientras era Prior del Convento. Sus restos fueron trasladados de Santa Fe a la Cripta de Santo Domingo en Córdoba, en donde se los puede visitar. Hay un óleo pintado por su sobrina Teresa expuesto en la Sacristía de Santo Domingo.
Eleuterio del Carmen: Concurió al Primer Congreso Latinoamericano en Roma en el año 1899; narró sobre el mismo "Del Plata al Tíber". Monseñor, Deán de la Catedral de Córdoba.

CABRERA - MERCADO

Pablo José CABRERA RAMIREZ (de Chile) f. en Chile en 1884; se  casa en San Juan, el 29.12.1853 con Melitona de Jesús MERCADO QUIROGA,( n. en San Juan el 16.2.1836-f.en Cdba. el 22.7.1894). Hijos: 1- Virginia n. en San Juan en 1854-f.en Cdba. 10.1.1930, soltera; 2- Clara Rosa, nace en San Juan, f. en Cdba. el 21.9.1909, religiosa, Esclava del Corazón de Jesús; 3- Arturo Rufino, n. en San Juan,-f.en Cdba. 23..8.1910, casó en Cdba. con Eloísa Dominguez López, de Santiago del Estero,  (hija leg. de Arturo Dominguez Sienra , uruguayo, y de Ramona López Hernández Trejo, de Santiago del Estero), n. en Santiago en 1870-f. en Cdba. el 21.5.1966.  Con suc. 4- Mercedes Narcisa, n. en San Juan el 31.10.1859, f.en Cdba. el 27.2.1929;     5- Pablo José Segundo, n.el 17.9.1857 en San Juan, f.el 29.1.1936 en Cdba., sacerdote; 6- María Teresa, n. en San Juan 15..9.1863, f. en Cdba. el 29.8.1937, soltera. Teresa fue pintora, alumna de Honorio Mossi; ejecutó el cuadro de su tío Domingo Mercado OP; entre otros el Niño Jesús que aparece siempre en las fotos detrás de Monseñor Cabrera, trabajando en su escritorio colonial.

Acta matrimonial de Pablo José Cabrera Ramirez y Melitona de Jesús Mercado Quiroga

Melitona de Jesús Mercado Quiroga, óleo de Teresa Cabrera Mercado
 Su padre, Pablo José Cabrera Ramirez llega a San Juan, con su tío el clérigo patriota don Juan R. Cabrera, huyendo ambos de la persecución hispana, en 1851. En Chile estaban en guerra civil..
El Pbro.Juan R. Ramirez Rios, cura de Petorca, (hijo de Carlos Ramirez, casado con una Ríos, y hermano de María Ignacia Ramirez, casada con Manuel Antonio Cabrera), poseía una hacienda en El Sauce, Chile; comisionó en 1856 a su sobrino para que procediera a la venta de la misma, por lo cual Pablo José se ausentó de San Juan por el tiempo necesario para realizarla.
  En el S. XX era muy común el casamiento entre argentinos y chilenos.


PABLO JOSÉ SEGUNDO CABRERA MERCADO

I N F A N C I A – NIÑEZ 
            
Nació en San Juan de Cuyo, el 17 de septiembre de 1857. Sus padres: Melitona Mercado Quiroga y don Pablo José Cabrera Ramirez, (ver cuadro genealógico.Se lo Bautizó el 21 de septiembre en la Catedral de San Juan, por el P. Eleuterio Cano, .con el nombre de Pablo José Segundo, éste para diferenciarlo del padre.
  Su infancia se desarrolló en la austera pobreza de su casa.
A los cinco años de edad trepó a una higuera tomado de una débil rama, ahí se vino abajo cayendo dentro de un pozo de balde, de regular profundidad. El grito de espanto que lanzó  fue el aviso que recibió su madre que estaba entregada a sus preocupaciones domésticas. Ella le salvó tomándole de su cabellera en circunstancias que era más angustiosa la situación del niño.
Escribiendo en el suelo, evidenció sus preocupaciones escolares. (quiere decir que mostraba su deseo de aprender escribiendo ya en el piso)
A los 8 años ingresó a la primera escuela fundada por Sarmiento, que lleva aún su nombre, “Sarmiento”, cercana a su casa  y a una cuadra de la plaza principal. Su primer maestro fue el director de la misma, el inolvidable educacionista, maestro y pedagogo chileno Vicente García Aguilera.  Quien luego fue rector del Colegio Nacional de La Rioja; y finalmente ejerció el magisterio como profesor del Colegio Nacional de Monserrat, en Córdoba.  Su figura larga y enjuta era tradicional en ésta ciudad donde falleció, insolado en la calle, en enero del 1900 víctima de los grandes calores que asolaron a la Provincia. 
Pablito,durante la Guerra Civil en 1866, tenía 9 años, al salir de clase, asistió a cuadros terribles: vio en la vereda el cuerpo de un degollado por los "colorados"; días más tarde presenció el fusilamiento  de cuatro prisioneros, en el camino a su casa sobre un terreno baldío, frente a la Capilla de San Clemente, convertido en Cuartel.
Demostró su espíritu abnegado desde muy temprana edad, “ama a tu prójimo como a ti mismo”
Pablo espíritu sacerdotal y altruista hasta la abnegación se reveló a su muy temprana edad.  . El niño animoso, que no temía al mal ni al conmovedor espectáculo de la agonía de los moribundos fue apoyado por su familia. Diez años tenía el hijo de Melitona cuando se produjo la epidemia del cólera grande en 1867 que asoló a todo el país. La muerte penetraba en los pueblitos, ranchitos humildes y en las casas de los pudientes, aterrorizando, destruyendo, devastando.

  En San Juan fue tan terrible y espantosa la epidemia que se daba sepultura y se enterraba a centenares de víctimas. Una carreta desvencijada y crujiente los conducía al llegar la tarde al cementerio, cuyas cruces se asomaban detrás de su tapial  como racimos de manos cadavéricas. El camposanto llenóse en poco tiempo de tumbas y fue menester entonces abrir una fosa común al pie de la montaña y a veces los sepultureros, al arrojar en ella la primera palada de tierra, caían al suelo mordidos por el diabólico mal e iban a aumentar, sin responsos ni velorio, el trágico montón de cuerpos amoratados y fríos.. El nuevo cura de San Juan, Pbro. Cristóbal Cavalliasistía diariamente, después de oficiar la misa, los lazaretos y los rincones donde se asistían los enfermos, para ofrecerles consuelo divino de la religión cristiana; visitaba a las familias enlutadas Al principio lo acompañaba en la noble tarea el sacristán de la parroquia,  haciendo vibrar la campanilla para anunciar a los viandantes el paso del Santísimo que el sacerdote conducía en un cofrecito pendiente del cuello. Habiéndose contaminado el acólito Pablito lo reemplazó con heroísmo admirable.

En esas circunstancias Dios lo escogió para sacerdote y el niño reveló a sus padres el rumbo que pensaba tomar, contaba con 11 años de vida. Traía la Gracia del Espíritu Santo. No es el único a quien a tan temprana edad se le manifiesta su misión, aunque el que la recibe no esté aún en edad de comprender  ni se pregunte el porqué. Sería sacerdote.

VOCACIÓN

Cuando se habla del origen de su vocación se supone que  siguió  el ejemplo del tío Mercado, el Pbro. Eleuterio  y a las escenas presenciadas en la calle.  A no dudar que esto contribuyó para tomar esta decisión, pero no hay que olvidar el contexto de motivaciones, la atmósfera que lo acompañaba.Nació en un hogar católico.

Siendo ya mayor Pablo decía que "qué feliz el ser que al nacer  lo espera el amor de los padres, sus mimos y cariños." Él tuvo eso y además por el lado de sus hermanos, siendo el 5º de seis, reunidos todos en familia muy devota; recibió también la calidez de la Escuela; en la casa todo giraba alrededor de la Iglesia, la familia, la escuela. Su hermana Rosa entró al noviciado de las Esclavas del Corazón de Jesús en 1885; entre sus tíos, Domingo, cuando él nace, tenía 27 años y era sacerdote dominico; su otro tío Eleuterio tenía 11 años y cuando Pablo entra al Seminario, Eleuterio tenía ya 21 años, sacerdote diocesano. Los profesores como Aguilera, en la enseñanza; el Párroco Crivelli, como guía de las almas.
Su decisión por ejemplo de acompañar al Padre Crivelli durante el cólera salió de sí mismo. No se opusieron sus padres, estimulaban la caridad, el amor al prójimo.


  Trascribo del diario Los Principios del 17/2/1929- “La niñez del hombre de la semana “Monseñor Pablo Cabrera”

  En 1869 manifiesta  su decisión sacerdotal. Para ingresar al Seminario de Loreto era necesario trasladarse a Córdoba.Se organizó el viaje.Era toda una Travesía, se efectuaba en Carava.na y a lomo de mula,único medio de traslado.Se accede a su pedido y se programa el viaje para principios de 1869. Acompañado por su madre doña Melitona.



Terminal de pasajeros S-Juan c. 1870- Carretas y sus mulas

  La travesía comprendía San Juan, los llanos de La Rioja y las sierras cordobesas, más de 20 días de viaje penoso y evocador porque de trecho en trecho estaban las fosas recién cubiertas donde dormían el último sueño las víctimas del cólera y de la revolución.
 Los peligros humanos se sumaban a los de la naturaleza.
En la caravana figuraba un caballero sanjuanino Agustín Macauliff, mocetón de 20 años que se dirigía a Bs .As. a incorporarse a la escolta del presidente Sarmiento que era gran amigo de su padre residente en San Juan.  Macauliff iba bien montado y con un parejero de tiro, sus lujosos arreos de plata y armado hasta los dientes.(tanto lujo atraía la codicia de los bandoleros) Por esos tiempos el famoso bandido Guayama cometía sus asaltos y depredaciones en los llanos de La Rioja, y algunas veces, muy excepcionalmente, en el oeste de Córdoba. Cuando la caravana había hecho más de la mitad del viaje, entre ULAPES y CHANCANÍ , fue sorprendida por una tormenta que duró cinco días, debiendo refugiarse en un puesto en el que el dueño de casa los recibió con esa cordial hospitalidad que ha sido siempre una condición de los habitantes de nuestra campaña.  Pasaban los días y la tormenta no llevaba trazas de amainar, empezando entonces a introducirse la inquietud entre los viajeros que ya conocían las hazañas de Guayama y temían que llegase allí, de un momento a otro, haciendo una de las suyas. Al quinto día de la espera, el capitán de la tropa, un paisano de apellido Cortéz, dio orden de retomar camino porque, dijo: “me anuncia el corazón que si continuamos aquí, no nos va a pasar nada bueno”. La caravana había avanzado hasta el mediodía y se detuvo bajo la sombra bienhechora de un islote de algarrobos, y se dispusieron a almorzar. Durante los preparativos de la comida se sintió el tropel de ligera cabalgadura; un peón se subió a un árbol para “vichar” al que venía y pudo reconocer al peón del puesto que acababan de dejar, quien contó, preso del mayor espanto, que Guayama había llegado dos horas después de la partida de los viajeros y que maniatando al dueño de casa, lo había despojado de todos los objetos de valor y dineros que poseía. No escapó a los componentes de la caravana de la que habían escapado pues Macauliff y los demás pasajeros habrían tratado de defender sus parejeros y sus arreos, y la lucha hubiera sido sangrienta. Pasado el susto del relato se entregaron a la frugal comida, un caldo de charqui que contribuyeron a salarlo en demasía enormes langostas como cigarrones que habían oscurecido el horizonte y que caían a la olla que era un contento.
Reanudaron el viaje sin otra aventura que la de encontrar una fosa de la cual asomaba la pierna de un cadáver y a unaarria, que al principio ambos grupos, considerando recíprocamente, que el opuesto era  Guayama y los suyos, se sospechaban mutuamente, pero al reconocerse gente de paz, con grandes muestras de alegría se agasajaron, siéndole dado a Pablito gustar con gran fruición las jugosas manzanas serranas que aquellos trasportaban para el mercado del Sur.
Pablito era mal jinete de una mula cordobesa y en la cuesta de Chancaní hubo de comprar terreno a no mediar la oportuna presencia de su peón que lo sacó de debajo de la cabalgadura.
Con la inquieta emoción del niño que llega a la meta de su viaje y va a iniciar su vida en un medio que le es desconocido, entró a Córdoba en su mulita de en paso. Era a principios de 1869, tenía doce años de edad.
No habiendo lugar en el Seminario, tuvo que esperar que hubiera una beca libre en el mismo, fue conducido a La Estancita, posesión de los Domínicos, situada en Río Ceballos, que era administrada por su tío Agustín,  hermano de Melitona y de Mons. Eleuterio Mercado y de Domingo Mercado OP.
Esta estadía en el campo le va a resultar muy beneficiosa; siempre curioso y deseoso de aprender se puso al servicio de la peonada, se hizo de a caballo, se ejercitó en conocimientos indispensables al hombre de campo; se ejercitó en diversas faenas. Durante la cosecha del trigo iba Pablito con los peones a llevar el precioso grano a un molino (ya desaparecido y que estaba en donde es hoy la estación de Casa Grande) ahí debían entregarlo para la trituración. De la primera harina los peones amasaban en las caronas, sabrosas tortillas que asaban al rescoldo, despertando al niño que dormía sobre su apero, para que comiera su parte que se la había ganado muy bien. No desperdiciaba su tiempo; aprendió a tocar la guitarra y “hasta aprendió a cantar “tristes”, tuvo siempre muy buena voz; fueron sus primeros pasos en la música; ya en el Seminario, niño aún formó parte de una orquesta de infantes seminaristas de la cual, más adelante, fue director; luego agregaría el piano que dominó con gran maestría. Leía mucho; cuenta que era un enamorado del Martín Fierro y que hasta escribió otro pero que desgraciadamente se lo robaron de debajo de la almohada (no lo mostraba)
Y así termi9na el diario su nota: Llegada la hora de entrar al Seminario de Loreto, un lugar quedaba vaciío y él pasó a ocuparlo." 
Comienza su misión a los 13 años, todavía es un niño.

En su Introducción el diario nos da la semblanza del homenajeado: “Una figura prestigiosa y descollante de la iglesia y de la ciencia; monseñor doctor Pablo Cabrera, cura rector del Pilar; historiador versado y paciente investigador del pasado Americano, es nuestro hombre de la Semana.  Su labor diaria y magnífica lo actualiza con sobrado título y si eso no fuera suficiente, la prensa lo ha recordado  en esta semana conmemorando el 25 aniversario de la fiesta de la paz sellada entre Chile y la Argentina, con la inauguración del Cristo de los Andes, en ésta el Pbro. doctor Cabrera fue el elocuente intérprete del pueblo argentino.
El Padre Cabrera, trabajador infatigable, cerebro poderoso, inteligencia llena de noble pasión es una de las figuras más descollantes del pensamiento argentino y como tal le rendimos nuestro homenaje.

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En agosto 1998, en San Juan, la Profesora Nilda Garay pronunciò una conferencia "Monseñor Pablo Cabrera un modelo de vida para los jóvenes" Comienza así: " En este encuentro, en la casa del gran Maestro Domingo Faustino Sarmiento, recordaremos a otro sanjuanino que se destacó en su pergrinar por este mundo, por haber cumplido su proyecto de vida, es tan amplia su actividad, que nos detendremos brevemente en sus grandes facetas, el de saceerdote e historiador, me estoy refiriendo a Mons. Pablo Cabrera, Patrono de nuestro querido Colegio Nacional "Monseñor Pablo Cabrera".
Termina: "En 1890 Monseñor desarrolló un tema que nos habla de sus principios, dijo: "Todo hombre viene a este mundo para hacer algo concreto e individual por Dios : Todo hombre tiene su misión" Los jóvenes que llenan las aulas del Colegio, y en este mes en que cumple un año más de existencia (el Colegio), tienen un modelo en su patrono, en estos tiempos en que se dice que la juventud no tiene modelos, vosotros soís la excepción, recordad su principio "Todo hombre tiene su misión". en estos momentos de hijos, estudiantes. les insto a poner en marcha la voluntad, a ejercitarla, a alcanzar metas, una tras otra, a levantarse si se cae, para ser dignos de decir, soy, fuí, alumno del Colegio Nacional Monseñor Pablo Cabrera cuyo ejemplo seguí.